Antes de empezar el capítulo, me gustaría explicar una cosa. En este capítulo diré varias veces "coger ". En España "coger" significa lo que en Sudamérica "agarrar" significa. Lo siento por los lectores sudaméricanos por haberles causado una confusión jajaja. Bueno, disfruten de la lectura.
CAPÍTULO 8
Por fin. Desperté y me acordé de que mis días en el hospital habían terminado.
Mis padres llegaron al cabo de 20 minutos con un médico y la enfermera que me había estado atendiendo todos estos días.
-¿Cómo te encuentras Julia?- preguntó el doctor mirando a una libreta
-Muy bien. Solo tengo ganas de volver a casa- dije
-Tranquila, venimos a darte el alta- dijo la enfermera sonriendo.
La enfermera me quitó las vías del brazo y mis padres me dieron una bolsa con mi ropa. ¡Cómo echaba de menos mi ropa! Estaba harta de ese feo camisón del hospital. Me dirigí al baño y cerré el pestillo. Miré al espejo y vi mi rostro. Se veía muy cansado, pálido y un poco triste.
*(Jajaja) Cómo les habré podido a gustar a Pablo y Carlos con estas pintas*
Rápidamente me duché y me puse un vestido gris de algodón con unas medias negras y unas bailarinas y salí del cuarto de baño.
Ya estaban las limpiadoras haciendo mi cama y limpiando la habitación. Miré para los lados pero ni rastro de mis padres ni de los médicos.
-Están esperándote en la puerta guapa- dijo felizmente una de las limpiadoras
-Muchas gracias. ¡Hasta pronto!- sonreí y justo antes de cerrar la puerta me dí la vuelta y miré por última vez la que había sido mi habitación. Habían pasado tantas cosas en ese pequeño cuarto...
Salí de la habitación y mis padres me estaban esperando sonrientes.
-Tenía unas ganas de que volvieras a casa Julia- dijo mi madre dándome un gran beso en la frente.
-Te hemos echado tanto de menos... tu desorden, tu histeria al llegar tarde a todos sitios... (jajaja)-rió mi padre irónicamente
-Ja ja. Yo también te quiero papá.
Nos subimos al coche y nos dirigimos a mi casa. Al cabo de media hora llegamos a mi casa. Abrí la puerta y me recibió mi perra Nata dando saltos y lamiéndome las manos. Había echado tanto de menos a aquella cosita. Llegué a mi habitación. Nada había cambiado desde la semana pasada. El conjunto que me iba a poner para la fiesta de Alejandra seguía colgado en el perchero. Qué raro se me hizo aquello. Decidí tumbarme en mi cama para pensar en lo que había pasado durante aquellos días. Empecé recordando cómo me habían atropellado. Sólo recordaba el ruido de una moto y luego una luz blanca. No recordaba quien me había atropellado y según mis padres tampoco lo saben. Saqué mi móvil del bolso de mi madre y ví que tenía mensajes de Carlos, de Alejandra y de Pablo. El de Alejandra era sólo para saber como estaba. El de Carlos leía así:
Buenos días cariño. ¿Cómo estás? Hoy te dan el alta por fin... No sabes las ganas que tengo de verte y estar contigo :P ¿Te apetece quedar esta tarde?
Luego abrí el mensaje de Pablo:
Hola Julia. Sé que hoy te dan el alta. ¿Por qué no quieres hablarme y eres tan borde conmigo? La última vez que hablamos querías hablar conmigo otra vez. Espero que no te haya molestado nada de lo que te haya podido hacer y que te recuperes. Espero verte pronto... si tu quieres.
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El accidente que nos unió
Teen FictionJulia ya era una 'experta' en el amor. En el pasado tuvo dos relaciones con dos chicos pero para ella ya estaban olvidados ya que eran dos verdaderos imbéciles. En sus 17 años nunca había estado tan enamorada de alguien como en los últimos 5 meses...