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—Voy a mandar una carta a tu casa, lamento decir esto, pero confío en ti, te irás cuando alguien de tu familia venga por ti —dijo Chan a Jeongin, este leía un libro en su habitación

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—Voy a mandar una carta a tu casa, lamento decir esto, pero confío en ti, te irás cuando alguien de tu familia venga por ti —dijo Chan a Jeongin, este leía un libro en su habitación.

—Está bien —aceptó Jeongin—. Y, ¿a quién le escribirás?

—A tu padre —dijo Chan con tranquilidad.

—¿Qué? —Jeongin se vio obligado a seguir a Chan, el alfa bajó las escaleras y caminó a la puerta principal, el caballo negro ya le esperaba—. ¿Qué vas a decirle a mi padre?

—La verdad —dijo Chan cuando subió al caballo, Jeongin tomó la correa impidiendo que el caballo avanzara.

—No le digas, por favor, mi padre está enfermo, podría recaer —Jeongin trató de convencer al alfa.

—No deberían mentirle tan cruelmente, le escribiré a él y punto.

Chan jaló la correa y Jeongin tuvo que soltarla, el caballo relinchó el omega se asustó tropezando con una carreta, esta se volteó dejando a Jeongin en el suelo con el peso de algunas tablas encima, Chan bajó del caballo de inmediato.

—¡Jeongin! —el alfa se apresuró a ayudar a su omega—. ¿Estás bien? Lo siento, Jeongin, lo siento tanto.

Jeongin contuvo el dolor en su cadera, las tablas dieron justo a su espalda.

—Me duele la cadera —informó a su esposo, que no esperó más para levantarlo en brazos y llevarlo al dormitorio.

—Agua caliente y vendas de manta —pidió Chan al entrar a la casa, como si Jeongin no pesara nada, subió las escaleras y llegó al pasillo de las habitaciones, fue suave y cuidadoso al dejar a Jeongin en la cama, el omega se acomodó boca abajo—. Las tijeras —ordenó Chan a Momo que llegaba con el agua y las vendas, la mujer asintió buscando lo pedido—. Lo lamento, Jeongin, pero tendré que cortar tu ropa.

—Está bien —aceptó el omega, Chan cortó una parte de la camisa y comenzó a atender el área afectada, no era demasiado grave, pero podría causar mucho dolor si no se atendía.

Las manos de Chan eran suaves y delicadas al tratar su piel, el doctor alfa se aseguró de dar un masaje que relajara los músculos para después aplicar un ungüento desinflamante. Jeongin podía sentir la delicadeza de Chan para atenderle, la dedicación y preocupación en su toque, el omega se encontró disfrutando de las carias a su piel, Jeongin lo disfrutaba.

—Con esto debe ser suficiente, tal vez duela mañana, pero no será muy fuerte —Chan arregló la ropa de Jeongin después de dejar un trozo de manta en el golpe como si fuera un parche—. Lo siento, Jeongin, no era mi intención lastimarte, me siento tan bruto, yo...

—Está bien, fue un accidente —habló el omega acomodándose mejor en la cama.

—Le escribiré a tu madre, a ella sí le puedo decir la verdad, así que supongo que estará bien.

El mejor error¹ ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora