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Los días pasaban con rapidez, los sueños cada vez eran más frecuentes y ya comenzaba a preocuparse.

Conforme avanzaba con sus estudios, más oscuridad sentía a su alrededor, una presencia sumamente peligrosa la seguía, escondiéndose entre las sombras de los rincones.

Un día, la morena estaba en el comedor cuando las luces se fueron, acompañadas por el estruendo de un trueno que hizo retumbar las ventanas.

Sacó algunos frascos de cristal para que se llenaran con el agua de la tormenta y encendió las velas que tenía.

Aquella presencia se sentía cada vez más fuerte y más cerca, al punto que la desesperó.

-¡Estoy harta!- gritó levantándose del sofá, mirando en varias direcciones -¡Llevas ya un tiempo molestándome!- miró su reflejo en el cristal de la ventana y luego dirigió su vista hacia el techo -¡Muéstrate!

La puerta de la cocina se azotó con un golpe fuerte que hizo eco en las oscuras paredes de la casa.

Esto la hizo sobresaltar.

Una carcajada ronca, sonora y aterradora le erizó la piel, petrificándola.

¿Qué mierda había hecho?

Las velas del pasillo se apagaron al mismo tiempo, como si una fuerte corriente de aire hubiera soplado.

-¿Querías verme?

¿Qué diablos era eso?

Aquella figura que había tomado control sobre sus pesadillas estaba ahí, parado en el pasillo con una sonrisa retorcida que apenas sobresalía del sombrero.

-No... tú no eres real- hizo un esfuerzo por engañarse, reoitiendo eso como si de un mantra se tratase.

-Oh, es una lástima- dijo con voz burlona y soltó otra carcajada -Llevo el suficiente tiempo alimentándome de tu miedo y ahora que pediste una audiencia con el demonio del sueño, ¿Me rechazas? Que descortez de tu parte, Freya.

-¿Q-Qué?- retrocedió -Eso no es posible... ¡No es posible!- gritó pegando su espalda a un pilar.

-¿No? ¿Estás segura?- en algún momento lo perdió de vista, apareciendo detrás del pilar en el que se encontraba -¿Entonces, cómo puedo hacer esto?- susurró en su oído y la tomó por las muñecas, obligándola a darse la vuelta y encararlo.

-¡No!- gritó desesperada, cerrando los ojos -¡¡Ayuda!!- suplicó.

-Oh mi querida niña- una sonrisa siniestra se formó en sus labios quemados -Nadie puede escucharte gritar, ¿No lo entiendes? Estás sola.

Acarició el rostro de la joven con sus garras, sintiendo la suavidad bajo estas.

-Por favor...- suplicó con los ojos llorosos y la respiración entrecortada por el miedo -No me hagas daño...

-¿Hacerte daño?- preguntó entre risas -Oh, querida- deslizó su mano enguantada por su cuello -Quiero destruírte de todas las formas posibles- susurró entre dientes, consiguiendo un tono seductor que la asustó aún más.

Por un mero reflejo, la chica le dio un empujón al demonio quemado y trató de correr a la salida pero fue inútil, la interceptó en la puerta, pegándola a esta.

-¡Deja de moverte!- gruñó levantando sus garras para acabar con ella.

-¡¡¡No!!!

Una fuerte onda golpeó a Freddy, empujándolo varios metros atrás, hasta que este se sostuvo de una de las paredes de la casa.

Freya se quedó paralizada en la puerta, con los ojos bien abiertos como platos y una expresión de auténtico terror.

Krueger se incorporó lentamente, mirando fijamente a la chica.

Mine [Slashers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora