RESARCIMIENTO

ROSAS VENENOSAS

!Estoy vivo!

Me he ausentado por mucho tiempo debido a responsabilidades laborales entre otras cosas, pero como había mencionado antes nunca abandonare mis proyectos.

Agradezco el apoyo de quienes se han dado tiempo de leer mis borradores, sus comentarios y votaciones me inspiran a seguir escribiendo.

Como siempre este capitulo esta dedicado a:

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Después de haber terminado la conversación con el guerrero de Cancer. Dead Mask decidió descansar por el resto de esa noche esperando recuperar las energías perdidas en el enfrentamiento. La movilidad en sus manos había regresado, el dolor ya no lo aquejaba, aunque era extraño que ese malestar se presentara en momentos de combate, como si algo drenara su propio cosmos ocasionándole un dolor indescriptible.

– Tal vez necesito consultarlo con Dita – susurro para sí mismo, cerrando sus ojos para dormir.

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Mientras tanto en el templo principal del patriarca, Dohko continuaba la discusión con su nuevo invitado sobre los incidentes que habían ocasionado.

Cuando su diosa dio la orden para que seiya y los demás caballeros de bronce se retiraran de la guerra, pensó que finalmente volverían a reanudar el tratado de paz con el inframundo. Todos tendrían una vida tranquila lejos de la guerra y él podría retirarse del santuario.

Pero sus esperanzas fueron una mentira.

Todo fue una trampa de su señora para hacer que el dios del inframundo se confiara lo suficiente realizando a un ataque sorpresivo a su reino. El insulto no pasó desapercibido y como muestra de venganza, Hades mando a un pequeño ejército de espectros junto con los antiguos santos dorados para tomar la cabeza de Athena.

Muchos guerreros fallecieron esa noche y aunque regreso al santuario para proteger a su alumno, todo fue en vano. El sacrificio en el muro de los lamentos, la entrega de sus armaduras doradas o la sangre de su diosa, todo fue una pérdida de tiempo.

Tenían total confianza en que los caballeros de bronce lograrían salvarla al llegar a los campos Elíseos, pero al final eso no basto para derrotar a un dios.

Y ahora, los reyes del inframundo estaban muy molestos por la osadía que habían tenido al lastimarlos. Si tan solo pudiese hablar con Shion, encontraría una forma de idear un plan para salvar a los nuevos habitantes del santuario. Sin embargo, las palabras de su antiguo camarada hacían eco en su cabeza.

– ¿Estás seguro de lo que dices Regulus? – pronuncio con seriedad, mirando con preocupación el casco de patriarca que tenía en sus manos.

– Por supuesto, yo vi el momento en el que Seiya y los demás santos fallecieron por las manos de Manigoldo y Albafica – Fingió tristeza, apoyando su mano en el hombro de su amigo – Fue un momento doloroso, pensé que, al ser antiguos compañeros de guerra, existiría una pisca de piedad en sus corazones, pero no fue así. Discúlpame por no haber sido lo suficientemente fuerte para detenerlos.

– Me cuesta creer eso, ellos nunca lastimarían aun inocente – presiono con fuerza sus manos tratando de calmar la furia – el día que ellos volvieron al santuario, hicieron la promesa de protegernos aun después de la muerte... yo no puedo creer en tus palabras.