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LOS MURMULLOS LLENOS DE ENOJO DEL BICOLOR son audibles en medio de su recién iniciada lectura.
—Gato tonto...
Ha tenido que sentarse en otro boot porque el que acostumbra usar ahora está ocupado por un chico de cabellera negra con cara de gato, lo último es según Bokuto.
Ese ha sido lugar desde que comenzó a frecuentar al local, pero eso no es lo que enoja tanto a Kotaro, sino que desde ese cómodo mueble podía ver al hermoso azabache sin problema alguno. Desde su nuevo lugar la entrada y Hinata son las únicas personas que tiene en su campo de visión sin atraviesos.
Y sobre el misterioso chico, Bokuto se percató al pasar por su lado que seguía con ese triste libro en sus manos, mucho más adelantado de lo que estaba ayer.
Pero hoy su expresión es distinta, ya no era triste ni melancólica, ahora por alguna razón un fuerte sonrojo ataca todo su rostro y el libro pasó de estar apoyado en sus piernas a ser sostenido muy cerca de su cara.
─¡Oh, Dios mío!
La fuerte expresión se escucha en todo el pasillo de la biblioteca, lo suficientemente alto para que el bicolor asome su cabeza en busca del portador de esa potente voz.
El pelinegro ahora escondía por completo su rostro entre las páginas del libro, balanceándose sobre sus pies. Una forma de actuar muy común para Bokuto ya que suele ponerse igual cuando el héroe de su historia derrota al villano o acepta el amor de la sospechosamente única mujer principal de todo el manga.
─¡Esto es suficiente, hora de tomar decisiones de las cuales me arrepentiré!
Con un paso decidido el de ojos dorados se acerca a donde está el chico. Con cada paso que da, más detalles sobre él se despliegan para el bicolor; de cerca su piel se ve más suave y bronceada, sus lentes lo hacen aún más lindo, sus manos son un poco más pequeñas a diferencia de las suyas y es adorable la forma en que sus orejas rojas sobresalen del cabello azabache.
Un paso más de estar frente a frente con el chico y Bokuto decide pasarla de largo.
Es demasiado perfecto, no puede ser real.
En cambio, se dirige a la estantería detrás de él, quiere una copia del libro. Para su poca suerte, no hay más ejemplares de "El color faltante del arcoíris" en las repisas de toda la sección de novela romántica.
Esto es trabajo para Hinata.
─¿Ya terminaste? Pero si llegaste hace media hora. ─el pequeño chico toma con algo de duda el volumen número veintiséis de Cyborg 009, al Bokuto entregárselo─ no me has dado tiempo para buscar el próximo.
─Hay cambio de planes, naranjita. Mejor dicho, ¡Cambio de texto!
─Que no sea otro manga que debo ir a buscar en el depósito, Kageyama está allí y no quiero que me coquetee asquerosamente otra vez. —Shoyo se acerca a su amigo para nombrar el nombre de su compañero de trabajo, teme que aparezca en cualquier momento─
─Esta vez no vengo por un manga. ─esa simple oración sale con dificultad del bicolor— Quiero una copia de «El color faltante del arcoíris» por L.J Croix.
Hinata puede tener muchos talentos además de ser excelente trabajador, pero ocultar sus emociones a través de su expresión es algo que el menor no puede hacer. Bokuto nota eso y no puede evitar que un sonrojo suba a sus pálidas mejillas.
─¿Desde cuándo Bokuto Kotaro lee ese tipo de historias?
─Solo quiero averiguar algo, ya mañana regreso con Joe Shimamura y el resto de Cyborgs.
Bokuto tiene un plan, se dedicará a conocer a aquel irreal chico a través de los libros que este lea.
No hay mejor forma de entender a alguien que por medio de las palabras de esas historias que quisieran hacer suyas.
Aunque no sabe muy bien la razón por la cual lo hace, Bokuto solo quiere acercarse a ese chico, comprender cómo puede ser tan atractivo sin siquiera intentarlo. Le gusta, eso es seguro, pero quiere ver más allá de su físico.
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