You are my destiny (ADAPTACION)

VIII

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Pansy Parkinson avanzaba por el ministerio de magia sola, como Draco se había ido a unas vacaciones cortas con Astoria era ella quien debía organizar el papeleo para las reuniones que tendrían con el Wizengamot, no le molestaba tomar el mando de la empresa pero si le resultaba molesto cuando el motivo de la ausencia del rubio era la serpiente de Astoria, no era porque estuviera celosa por ella, pues aquel romance escolar que tuvieron, nunca existió en si, su noviazgo de adolescencia surguio debido a los tratos entre familias y guerra que después de la derrota de Voldemort aquellos acuerdos donde se les obligaría a casarse se rompieron y tanto ella como sus amigos pudieron tomar el control de sus vidas; su adversario por la castaña era porque esa bruja no era de fiar, su forma de ser tan voluble, la estresa y el solo tenerla frente suyo hace que el impulso de tomarla de los cabellos aumente para tener el gusto de borrarle aquella sonrisa arrogante. Con paso firme pero no por ello menos elegante ingreso a los elevadores que al verla entrar los ocupantes se arrinconaran como si hubieran visto al que no debe ser nombrado con vida, pero la pelinegra no le importo y se acomodo el cabello haciendo que la marca tenebrosa casi invisible en su brazo izquierdo se viera debido a su blusa de manga corta, subieron un par de pisos en los que la dejaron solo. 

- Idiotas - susurro Parkinson volviendo la mirada a sus pergaminos, el ascensor se volvió abrir, dejando subir a quien ya no era raro verlo andar por aquel sitio, Harry Potter se puso al lado de ella con una naturalidad que le incomodo a la ex princesa de Slytherin que por el rabillo del ojo noto que el niño que vivió al igual que ella hace unos minutos revisaba sus pergaminos. 

En cuanto llegaron al piso donde estaba la oficina del ministro ambos salieron siendo el quien le cedió el paso a la mujer que con un movimiento de cabeza lo agradeció y salio a buscar a los secretarios de acuerdos mágicos con muggles, aun así Pansy no pudo evitar mirar a los lados observando que el ahora Auror ingresaba sin anuncios a donde estaba el ministro, la de ojos azules se reprendió y avanzo a donde debía, buscando sacando de la mente lo que sea que San Potter estaría haciendo. 

......

Miro la puerta del camarote, el pasillo evidenciaba que la habitación era de las mas lujosas del barco así que estaba nerviosa, dio un par de toques a la puerta considerando que debió de haber aceptado la oferta de la recepción en dejar el anillo y que ellos se encargarían del resto pero lo rechazo, quizás por un poco de desconfianza a los trabajadores pues con solo ver el diamante que adornaba el anillo podrías hacerte una idea del gran valor monetario asi que insistiendo demasiado supo que camarote era donde estaba Malfoy, no escucho ninguna respuesta asi que volvió a tocar un poco mas fuerte, pero adentro no se podía escuchar nada, miro el anillo, toco la puerta una vez mas. 

- ¡LARGUENSE! - la voz de Malfoy, por fin pero no era una petición amable sino una llena de furia. 

- ¿Malfoy? - pregunto Hermione insegura volviendo a tocar - ¿Esta...

La puerta fue abierta golpe silenciandola, un rubio despeinado con la camisa manchada de no supo identificar sustancia y con el rostro de rabia que intimidaría a un demonio se mostró ante ella, Mione dio un paso atrás, tragando saliva sin saber que hacer o decir, bajo por segundos la vista, veía que las cosas en la habitación estaban desordenadas. 

- ¿Tu? - escupió el rubio mirando la castaña rizadas aumentando su furia - ¿Que carajo haces aquí? - tenia un insulto en la lengua pero se la mordió - Largo, vete de aquí. 

Hermione salio de su estado de shock inicial al ver a Malfoy en aquel estado, levanto la cabeza  saco el anillo que se le había caído al rubio, lo levanto y con la voz mas segura que pudo articular hizo ademan de entregarlo. 

- Se te ha caído cuando chocamos en la recepción, vengo a devolverlo - Malfoy miro la joya. 

Mione no pudo evitar notar como los nudillos del rubio que sostenían la puerta se hacían mas pálidos por la fuerza que estaba ejerciendo, aquellos ojos grises como plata derretida no dejaban de ver lo que tenia entre sus dedos y para su sorpresa lo vio derramar lagrimas, gruesas y abundantes, Draco se seco con fuerza los ojos, tomo el anillo y la mano de la castaña con fuerza y para sorpresa de ambos deslizo el anillo en el dedo anular, la joya le quedo a la perfección. 

- Es tuyo ahora - declaro Malfoy mirando a los ojos color miel que lo observaban con asombro - ahora vete de aquí. 

Fue lo ultimo que dijo antes de cerrarle la puerta en la cara.