TANATOFOBIA

C I N C O

9:00 p.m.

Tardé alrededor de una hora en arreglarme, misma hora que hice esperar Hoseok, él no se molestó por haberlo hecho esperar demasiado tiempo. Al contrario, al verme con traje idéntico al de él, se alegró.

Respecto a la habitación 506, no supe ni escuché la puerta abrirse o cerrarse, me mantuve atento toda la tarde que de tanto silencio terminé dormido en el suelo, apoyado contra la puerta y la pared.

Razón por la hora de espera, je.

Vamos entramos al bar, resultó ser una fiesta de máscaras «Excelente temática. Será facilísimo encontrarlo» Pensé

Opté por una máscara que solo cubriera mis ojos y dejar el descubierto mis labios y barbilla, entre el ceño que cubría la máscara había un pluma dorada. Tenía que verme elegante, obvio.

Al ingresar muchas personas con diferentes máscaras, era una celebración al estilo de la época victoriana. Aparentemente el organizador ama esa época.

—No te alejes de mí — escuché decir por parte Hoseok, eso había cenado muy autoritario.

No tuve de otra que asentir. Muchas chicas se acercaron y lo saludaron, ni hablar de mí. Todos me veían como un bicho raro, pero que ya tenemos que era y soy uno de ellos. Que tengo clase y dinero -Aunque realmente no era así- solo era un ex príncipe que le despojaron de su trono por agradecimiento a Dios, bueno, y también porque mi padre había fallecido en la guerra.

—¿Te apetece un poco de licor? —preguntó, mirándome.

—Coñac, si se puede —respondí, sonriente. No quería demostrar ser un interesado. Aunque el trago que pedí era demasiado caro, je.

Él asintió y fué a la barra. Aproveché la oportunidad y me mezclé entre varias personas. Su delicioso perfume era aspirado por mis fosas nasales, provocando que suelte un suspiro como, cuando ves por primera vez a tu crush después de tanto tiempo.

La música bajó al igual que las luces. Los presentes echaron miradas hacia la tarima que había en el lugar y en ella se centro una luz.

Aparentemente alguien iba hacer presencia en el escenario. Mis ojos curiosos por saber quién era se centraron en el micrófono que estaba allí.

De fondo se escuchó un redoble de tambor. ¿Acaso querian dar suspenso? Sí. Era éso. Otra luz apareció detrás de nosotros. O sea, a la puerta principal donde habíamos entrado. Giré sobre mis pies y mis ojos se detuvieron en aquel hombre alto con vestimenta de color negra, traía la máscara como todos y lo único que pudo salir de mis labios fue:

—¿Jeon Jung-Kook?

Cuando todos se dieron cuenta de su presencia comenzaron a aplaudir. Aquello me había sorprendido, no más que el susto que me dió al escuchar la respuesta a mi pregunta.

—No.

Nuevamente gire sobre mis pies para ver a Hoseok con dos copas en sus manos.

—¿Cómo? —cuestioné su respuesta —. Entonces, ¿Quien es?

—El que viene detrás de él.

No le había prestado atención a quien venía más atrás, solo me centré en aquel hombre. Cuando ambos hombres subieron a la tarima me percate que el chico que estaba al lado del hombre, o sea, Jeon. Traía puesta una máscara idéntica a la mía, pues claro la de él era de oro. Rico tenía que ser.

—Buenas noches, preciados invitados —dijo el hombre mayor —. En esta noche celebraremos los excelentes 10 años de administración de este hotel, por parte de mi hijo Jeon Jung-Kook.

¡¿Qué?!

Casi vómito el trago que me había traído Hoseok, pero hice un ruido extraño captando la atención de todos. ¡Oh,no!

No tuve necesidad de saber que había hecho enojar a Jung-Kook y su padre, pues se le notaba en la mirada. Mientras Hoseok me daba leve palmadas en la espalda, escuché comentarios desagradables por parte del público.

Me había sorprendido porque él era el administrador del hotel, ya que en la información que me había dado Namjoon no decía que era el dueño. Solo decía cuántos ingresos recibía.

Hoseok me tomó por el brazo y me llevó a los baños. Quite la máscara de mi rostro y lo observé, tenía una sonrisa en sus labios.

—¿Qué? —refuté, confundido —. No le veo lo gracioso.

—Yo sí.

Curve mis labios hacía abajo y al mismo tiempo blanquee mis ojos. Cuando noto mi expresión, cambió la suya a una sería.

—Tienes razón. No fue gracioso —apreto sus labios conteniendo su sonrisa —. Creí que lo sabías. Todo el mundo lo sabe.

—No lo sabía y no me incluyas.

—Pues ya lo sabes. Entonces haces parte de ese mundo.

—Bueno. En eso sí tienes razón —reí.

—Limpiate y regresemos. Ya van a repartir la comida.

—¿Vienes solo por la comida? —pregunté.

—Y lo dudas.

—Pues, eres un empresario hipertriplemega millonario. Lo más seguro es que vengas a hablar sobre cosas importantes.

—Tambien por esa. Aunque odio escuchar 7 horas a Jung-Kook hablar sobre como mejorar el hotel —dice fastidiado.

—¿Acaso eres socio de él? —alcé las cejas, interesado.

Él pareció dudarlo por unos minutos, lo medito tanto tiempo que creí que no me lo diría hasta que lo dijo:

—Somos primos.

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