Habías ido de compras con la tarjeta de crédito de tu esposa.
Saliste con un par nuevos de zapatos que realmente te gustaron. Debatiste mucho pata comprarlos o no, pero al fin y al cabo, lo hiciste.
Sin embargo, tenías miedo de lo que ella te podría llegar a decir cuando llegue a ver que se fueron $200 de su cuenta bancaria.
Tan pronto como llegaste a casa, pudistes escuchar como Angelina te llamaba.
- ______, linda, ven aquí un segundo. — Escuchaste que te llamo.
Caminante lentamente hacia su oficina.
-¿Qué ocurre? —- Dijiste preocupada, esperando algún regañó desde su parte.
Se dio vuelta en su silla giratoria para mirarte.
- ¿Te gastaste $200 hoy? — Me miro con una ceja alzada.
- Si, Angie, lo lamentó, en serio, no deberia haber gastado tanto yo-
Te corto levantándose y viniendo hacia ti.
- ¿Demasiado?— Habló riéndose.
- Linda, eso es una cambio para mi, deberías gastar $5000 cada semana por lo menos, eso es lo que gastan los chicos y ademas cuando nos casamos te dije que no me molestaba que gastes dinero.
Abriste los ojos
- Oh no, no puedo eso es mucho, que los niños gasten eso es distinto por que ellos son tus hijo y yo-
Junto sus labios con los tuyos.
- Lo que es mio es tuyo, así que gastalo al gusto de tu corazón.
La amas mucho.
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