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Hora y coordenadas sincronizadas, con un nuevo equipo de la Peisithanatosis; el trío era entonces Ellie la droide, Larmoyana la pa'lowick, y Nyktalgia el humano.
--Estoy lista para servirle a la grupalidad-- dijo la autómata.

--Tu nuevo cuerpo se ve muy apropiado para este asalto final-- elogió el forajido

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--Tu nuevo cuerpo se ve muy apropiado para este asalto final-- elogió el forajido. --¿Las orejas felinas son decoración?
--Para nada, Nyk, liberan gases somníferos a modo defensivo en caso de que le salten encima-- explicó la anfibia.
--Muy genialosa la droide, te felicito, ranita.
--No te apures, no la hemos visto en acción, pero, sí, puedo asegurarte que es muy ágil con su cambio anatómico.

--Larmoyana tiene razón, mis funciones primarias siguen siendo de droide mecánico, por lo que mi letalidad está limitada y mis facultades como asesina silente incompletas-- concluyó la droide, luciendo seis granadas de diferente naturaleza en antebrazos, hombros, pecho y cadera.
Era información a tener en cuenta para el subversivo, pues nunca se podía saber lo que sucedería, y era en cada caso muy útil distinguir la granada de fragmentación, de la cegadora, de la que expele humo tóxico, y así y así.

--La verdad, yo no creo estar listo-- confesó Nyktalgia antes de que se fueran de la plaza.
--No tenemos opción, Nyk, nos vengaremos por la muerte de nuestros compañeros-- respondió la pa'lowick.
--Eso lo entiendo, pero mis conflictos internos me impiden que sea esta misma noche.
--Pero nuevamente, Nyktalgia, no podemos esperar a otra instancia, pues la Peisithanatosis corre peligro si se queda satelitando la exósfera de Coruscant.

El humano inhaló profundo antes de soltar su terrible secreto, aun cuando parecía que no podría decirlo, pues la anfibia estaba apurada por comenzar.
--Tus amigos murieron por mi culpa, Larmoyana.
--¿Pero qué dices, Nyktalgia? tú hiciste lo que pudiste y escapar fue una elección válida-- le justificó ella.
--Prasog despertó aturdido en la mañana, porque durante la noche cuando se puso a acusarme con su moral, acabé la discusión colocando un somnífero en su bebida.

La declaración del asesino dejó petrificada la expresión de Larmoyana, y en ese silencio, él continuó con su asunto de responsabilidad:
--Así es, usé un polvillo cuyos químicos a lo mejor eran más potentes en rodianos, por lo que su recuperación demoró más, incluso luego de salir de sus sueños.

--¿Estás hablando del polvillo que había perdido Nadira de entre sus herramientas de trabajo?-- preguntó la anfibia al borde de la ira.
--Ese mismo, y por acabar ese pleito con una artimaña silente... bueno, al final resultó en la muerte de ambos.
--¡¡Maldición, Nyktalgia!!-- exclamó ella muy alterada, acompañada por el comentario de Ellie:
--Ya me decía yo que Prasog no dio suficiente pelea siguiendo el ritmo de pulsaciones que quedó registrado en las últimas transmisiones de su pulsera antes de irse al más allá y, dejarnos cortar la frecuencia.

Larmoyana le dio un puñetazo sorpresivo en el rostro a Nyktalgia, y éste cayó al suelo con un pequeño corte en el pómulo.
--Nos venimos a enterar ahora, que estamos en medio de algo más grande, ¡paliducho malnacido!
--Pero, Larmoyana...-- intentó justificarse él, a lo que ella sin pensarlo le disparó con su arma en modo-desmayar.

La herencia de KyloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora