Ritornelo

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Distrito Uscru, 22:04hs. 
Un horizonte de anuncios y propagandas saturan los senderos y aerovías, las veredas y pasillos; el trío había logrado llegar a tiempo a la zona designada, lo cual indicaba que se venía lo difícil.
--¿Pasa algo, Nyk?-- Nadira notó que su compañero estaba más alarmado de lo usual, ansioso por algo, mirando a todas partes, inquieto.
--Nada fuera de lo usual, doc; estos lugares me chupan la energía, ¿me entiende? Hay una hostilidad implícita que me pone alerta, pero no puedo adivinar de dónde vendrá el golpe-- admitió el joven asesino.

--Mientras antes puedas usar la Fuerza como lo hacía Kylo, antes vas a poder rebotar este tipo de males de tu alma, Nyk-- opinó prasog.
--Lo sé, pero no es fácil ese asunto, ¿crees que no lo he probado elaborarlo a voluntad? tan sólo lo he conseguido intuitivamente en momentos al borde de la fatalidad, inconscientemente, no sé; disciplinar las voluntades en mi interior para esas habilidades es algo fuera de mi alcance-- se excusó Nyktalgia.
--No hay apuro, camarada, sólo decía-- reculó Prasog con las manos arriba --Además, es algo que ya nos habías esclarecido en la Peisithanatosis.

Gracias a las Asesinas de Tentácula, el subversivo sabía con certeza de su potencial para utilizar los poderes de la Fuerza, pero, esa secta no poseía entrenamientos relacionados al tema, sino que la espiritualidad que profesaban pasaba por otra praxis vital. Por lo tanto, Nyktalgia siempre supo de la herencia que había dejado su progenitor en su sangre, la cual no significaba nada sin un adiestramiento adecuado a los ejercicios que La Fuerza exigía para redituar el nexo.
Más allá de eso, el sedicioso asesino estaba orgulloso de sus aptitudes, a veces con una terquedad tan abismal que, brotaba en su interior un notorio rechazo a convertirse en alguien como los Jedi o los Caballeros de Ren, entre otros de la misma calaña.

--Aquí Larmoyana, ¿me oyen?-- sonaron los comunicadores del trío. --He recibido la tenue señal en código, así que debo asumir que ya están en los bordes de Uscru.
--Así es, ranita, te oímos-- contestó Prasog.
--Nuestro informante ha sido asesinado, la última señal que dejó fue en el Parque de los Espejos, deben investigar ese sitio-- informó la anfibia, transfiriendo los datos a su equipo.

--Si ése era el que estaba siguiendo a Dega Plabek, significa que ya tenemos una huella por donde seguirla-- dedujo la doctora.
--El mapa me dice que no estamos muy lejos de ese punto, ¡vamos!-- apuró el rodiano.

El Parque de los Espejos estaba muy cerca del Club Morkturns, por lo que lo más apropiado sería separarse:
--Ustedes busquen en los alrededores del parque, yo iré al club más cercano-- propuso Nyktalgia intuyendo que si una muchedumbre se estaba amontonando para ver al muerto, a tanto la policía hacía su aparición en la zona, entonces a Dega le convenía cambiar su ubicación y no quedarse donde el crimen se había cometido; pero tampoco irse muy lejos, por su trabajo de reportera; así era como el Club Morkturns podía ser el lugar intermedio adecuado. Pero por las dudas, debían separarse.

--Suerte, Nyk!-- profirió Nadira antes de verlo cruzar las calles fuera del parque. El forajido se difuminó entre la saturación de luces urbanas y holocartelería intermitente. No era difícil perderse o perder personas de vista en Uscru; la indiferente muchedumbre y la sobredósis de estímulos visuales eran una forma de camuflaje, ni que hablar de la mezcla de ruidos, de los cuales era difícil diferenciar una canción de un sonido de otra canción y otros sonidos.

--¡Bienvenida a Morkturns!-- exclamó un droide con una personalidad más histriónica que eufórica. --¡Hoy tocan los herederos del jazzbith! ORKESTELLAR!!
Nyktalgia lo ignoró para poder enfocar su atención en el objetivo, pero aun así estaba en desventaja; ese sector que lo rodeaba, era una gran debilidad dentro de él, con tantos ciudadanos excesivamente decorados y creyéndose únicos o especiales, todos participando de la misma congestión sensorial.
--Nunca la voy a hallar-- pensó el joven perdiendo perspectiva y disposición visoespacial.

--Buenas noche, señorita, ¿es usted una de las bailarinas? A juzgar por su spandex debo imaginar que sí-- dijo un camarero interceptándolo cerca de una mesa vacía.
--Oh sí-- mintió Nyktalgia esperando poder usar las habilidades sociales del empleado para hallar a su blanco --Pero antes debo devolverle algo importante a una cliente, mira, esta es su foto.
--Ah, creo haberla visto en la parte de atrás, en las mesas del segundo piso-- contestó el de fino bigote algo asombrado de escuchar una voz masculina por parte del humano --Le avisaré que la busca si así lo desea.
--No, iré yo mismo por ella-- se adelantó el asesino dejándole una pequeña propina al camarero por su cooperación.

La música había comenzado en el escenario central, por lo que sería la perfecta oportunidad para tomar por sorpresa a la reportera del noticiero LA REPUBLICACIÓN.
--Disculpe, señorita, ¿tiene su pase para el segundo piso?-- dijo un guardia de seguridad impidiéndole el paso a Nyktalgia.

--No, pero sólo quiero dejarle unas pertenencias a la reportera Plabek-- se justificó el infiltrado ante el aqualish.
--Sin el pase plateado no permito a nadie pasar.
--¿Y si te ofrezco un poco de placer a cambio de pasar?-- se le ocurrió a Nyktalgia.
--Ni de broma, ya me di cuenta que no eres mujer; sólo eres afeminado-- negó nuevamente el musculoso.

Nyktalgia se apoyó en una columna pensativo mientras abría comunicación con sus compañeros:
--Aquí Nyktalgia... Creo que Dega está dentro del club, pero no puedo corroborarlo porque el segundo piso está restringido-- informó con hastío en su voz.
--Ya vamos para allá.
--Esperen afuera, así cubriremos más terreno en caso de que se me escape-- ideó el paliducho.

--¡Qué hermosa banda!-- exclamó un extraño apareciendo por atrás de él, quien lo miró desconfiado. --Fueron los ganadores a nivel planetario, ¿sabías? El orgullo de La República-- continuó como si nada el señor de gran nariz y cejas espesas.

Nyktalgia estaba muy ansioso como para ser amable, así que lo usó para descargar su veneno:
--La República es irrelevante.

El enunciado ofendió al extraño:
--¿Cómo puedes soltar algo así cuando La República es el punto más álgido de la democracia?

Nyktalgia arqueó una ceja sintiendo que estaba por saborear los llantos de un ignorante humanocentrista, por lo que añadió más leña a ese fuego:
--¿Te refieres a los ricachones del senado galáctico que se dicen representantes de sus sistemas cuando en éstos hay esclavitud y explotación?

--¡No deja de ser el mejor sistema político!-- se exaltó el señor de notoria nariz.
--Como si la sistematización política siquiera fuera algo que aplaudir para empezar-- soltó Nyktalgia con una filosa sonrisa. --Sanguijuelas chupasangre asegurando su poder entre los suyos para perpetuarse a base de la miseria de miles de billones en la galaxia.

El extraño personaje quedó mirando con desprecio al subversivo, a lo que no bastó más intercambio para que se alejara muy molesto:
--Eres tan sólo un resentido-- fueron sus últimas palabras. Un enunciado que Nyktalgia ya había notado entre los ciudadanos muchas veces, pues siempre es la carta final de toda discusión o debate que no parece encontrar acuerdos medulares. Era un insulto que usaban tanto los conservadores como los progresistas, los corellianos  y los bespinianos; realmente había perdido su potencia con su reiterado uso y masificación, así como las culturas alienígenas en la galaxia perdían sus singularidades a medida que estaban más cerca de Coruscant, cristalizándose un sentido común bastante inflexible con otros sentidos o narrativas existenciales posibles.

La herencia de KyloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora