Ritornelos

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Desde un rincón cercano a la muchedumbre, por fin, Nyktalgia pudo ver a su objetivo sentarse en una mesa muy cercana a la barandilla-sur en el segundo piso. Blanco confirmado.
--¿Ahora cómo hago para subir?-- pensaba algo movedizo entre las penumbras del local.
Los minutos que pasaban le mostraron una solución asequible cuando por las escaleras comenzó a bajar una elegante mujer vestida con azules telas que claramente denotaban opulencia, sin contar las joyas de su cuello incluso:

Los minutos que pasaban le mostraron una solución asequible cuando por las escaleras comenzó a bajar una elegante mujer vestida con azules telas que claramente denotaban opulencia, sin contar las joyas de su cuello incluso:

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Era la oportunidad del forajido, pues ella estaba yendo al baño y todos los demás estaban enfocados en las últimas canciones de la banda, por lo que la siguió al baño. Luego de tanta espera al menos no había nadie usando los retretes ni las canillas; las coincidencias convergieron en ese punto. Nadie sospecharía de él si entraba al baño de mujeres.

La radiante mujer con pretensiones de princesa estaba comenzando a sentarse en el retrete y así el joven se metió en el segundo; sus sonidos revelaban cuando había terminado de orinar y demás, por lo que en un acrobático salto por encima de la opaca valla que los separaba disparó contra ella usando su blaster en modo-desmayar. Por lo tanto consiguió la prenda de agraciada tela, la cual vistió por encima de su spandex-negro, combinando magníficamente a pesar de sus dudas; el espejo ratificó su nuevo encanto al mismo tiempo que le convenció de no usar las joyas del cuello, pues serían demasiado evidentes por tratarse de decorativos de estética única.

--Hora de actuar-- avisó a sus compañeros mientras salía del baño, habiendo dejado atada al retrete a la caucásica morocha quien quedó desnuda e inconsciente, y con la puerta de su cubículo bloqueada, por si entraban otros con ganas de excretar sus desechos corporales en privado. 
Ella poseía su pase-VIP en su muñeca, por lo que no hubo necesidad de registrar la brillosa cartera. Pero pasar al guardia de seguridad sin que reconozca su rostro sería un desafío, por lo que de un mostrador tomó un afiche con el cual cubrirse el rostro; con la otra mano mostró el pase sin detener su marcha, fingiendo superioridad aristocrática o actitud clasista que pusiera al guardia con la mirada baja.

--Los ojos del aqualish no pudieron distinguirme en este disfraz, colegas, ya casi llego a la reportera-- se volvió a reportar Nyktalgia bastante optimista por su resultado.
--Genial, Nyk, sácale la información y nos vamos rajando de aquí-- felicitó Prasog afanoso por alejarse de ese recinto.

En su propia esquina, ella no estaba sola, disfrutaba de la última canción de la banda junto a su esposo rattataki promedio, ambos sentados en el curvado sofá con mesa central. La sutileza lo era todo.
La banda terminó su presentación y durante el último aplauso, el poco sonoro disparo del blaster en modo-desmayar que Nyktalgia usó, dejó dormido al esposo, y antes de que Dega pudiera siquiera hacer algo más, ahora estaba sentada junto al subversivo quien fingía abrazarla como una amiga, cuando en realidad tenía el dedo en el gatillo y el tino apuntándole al ombligo.

--Nyktalgia-- pronunció la reportera pasmada por la aparición repentina del asesino.
--Te lo haré fácil, Dega; si quieres vivir, vas a colocar tu call-pod sobre la mesa y yo con este cable, robaré tus ubicaciones almacenadas en su memoria.
--¿Para qué quieres eso de mí?
--Ese misterio tendrás que resolverlo tú-- contestó él, sabiendo que de todas formas no podía tirarle a matar, porque los sensores del techo detectarían si el disparo tiene una intensidad de ráfaga asesina, aunque, gracias a la tecnología del spandex negro para infiltraciones y misiones cautelosas, sí podía tirar a desmayar sin ser detectado.

--No sabía que estabas vivo-- comentó la reportera obedeciendo a su pálido atacante en todo lo que pedía, si bien sus calmadas palabras en realidad buscaban una táctica con la cual arruinar al forajido. --Pero haciendo estas cosas dentro de Coruscant, esta vez sí te van a atrapar, Nyktalgia, y contigo sabes que no tendrán piedad-- continuó --Si no te rindes te matarán y si te entregas, irás a la cárcel de máxima seguridad para hombres ¿No has pensado lo que serás tú para ellos con los rasgos que tienes?
--Ya has hablado demasiado, vasalla de los nepotistas más acaudalados, te buscaré de nuevo cuando haya terminado cosas más importantes que tu existencia-- finalizó Nyktalgia con esas palabras antes de darle un tiro para ponerla a dormir junto a su marido. --Sueña conmigo.

El sedicioso desde su posición pudo ver un ventanal que daba hacia un balcón, ¡eso era! pensó, por ahí debía fugarse.
--Los veré por la calle Rixon, ¿me oyen? Debo saltar de un balcón.
--Entendido, Nyk-- aprobó Nadira tirando del brazo del rodiano.

--Por las dudas traigo conmigo el call-pod de la sabandija, su comunicador y el de su rattataki-- agregó el humano.
--Oye, viejo, eso sonó xenofóbico-- se sumó Prasog a la charla.
--Al menos yo le estoy llevando un vestido nuevo a la doctora; aunque noto que le quedará grande.

Al llegar al suelo, los tres aceleraron los pasos hasta volver a las motohexagonetas, pero al llegar, un vehículo policial estaba revisándolas, como si de algo criminal se tratara. Por lo que debían ahora cambiar el transporte:
--Mejor caminemos-- bromeó Prasog al darse cuenta de la confiscación. Sus compañeros le quedaron mirando seriamete... --¿Qué? muchos dicen que hace bien.

--Lo mejor será encontrar un hostal en la zona, así podremos revisar tranquilamente la información que obtuviste para nosotros, Nyk-- formuló la doctora.
--Concuerdo-- reconoció el humano quitándose el vestido azul de encima.

Increíble que todo había salido tan bien, con una extraña suerte del lado de Nyktalgia, como si algo metafísico lo estuviera guiando, ¿acaso no era eso La Fuerza canalizada intuitivamente? Él llegó a pensarlo varias veces, ya que de todos los miembros de Nekrologia, fue su pellejo el que salió sano y salvo; los demás fueron acribillados entre ráfagas blaster o se sacrificaron para llevarse consigo en un estallido a varios uniformados de la ley.

--Este establecimiento nos servirá-- declaró Nadira señalando el hostal. --Guda Seks no nos creerá cuando se lo contemos.
--Sí, lo que hablamos; todo ha sido demasiado conveniente a diferencia de las misiones que hemos hecho sin Nyktalgia-- dijo Prasog rodeando amistosamente con su brazo el cuello de su compañero.

--No se emocionen, podría tratarse de un simple golpe de suerte, ey, por lo que tampoco sabría decirles cuánto ha participado La Fuerza en esta ocasión-- moduló Nyktalgia las expectativas.
--Es raro verte tan modesto, Nyk, no te queda bien con tu usual melancolía y burbujeante cólera tapizada bajo una semblante de autocontrol-- bromeó el verdoso despeinando al muchacho con una caricia chistosa, como si fuese perrito.

La herencia de KyloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora