Capítulo 2: Antes de mi Primera Muerte

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¿Cómo es que sucedió esto? «La Princesa ha sido completamente aislada en la Torre Negra, a éste paso

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¿Cómo es que sucedió esto? «La Princesa ha sido completamente aislada en la Torre Negra, a éste paso... Morirá antes de que la primavera acabe» Los rumores se esparcieron como la pólvora, todo aquel que los oía trataban de hacer algo para lograr que el Emperador cambiara de parecer, que recapacitara por el bien de la Princesa Consorte. Por otro lado y a lo lejos en aquella abandonada torre, se lograban escuchar los gritos de la gente acompañados de un alboroto descomunal frente a las grandes puertas principales del Palacio Imperial. Pero, ¿por qué todos estaban tan preocupados? La Torre Negra era el lugar más aislado y recóndito del Castillo, protegido por multiples hechizos de bloqueo contra Poder Celestial y Fuerza Divina, utilizado para la tortura de poderososo Pricioneros de Guerra e importantes Lideres de la Revelión. Era de saber común que quien entraba a aquel lugar, no saldría con vida, tantas eran las atrocidades realizadas allí que la gente no entendía el por qué el Emperador había enviado a su Princesa.

—¡POR FAVOR, SALVE LA VIDA DE SU MAJESTAD LA REINA!—Múltiples voces gritaban—. ¡SE LO ROGAMOS! ¡TENGA PIEDAD DE SU PROMETIDA! ¡EMPERADOR! ¡EMPERADOR! ¡TENGA PIEDAD! ¡NUESTRA REINA, TENGA COMPASIÓN!

«La Reina del Pueblo» Jorge Arriega pensó que las manifestaciones cesarían con el pasar del tiempo, que de a poco el pueblo olvidaría la existencia de aquella mujer, sin embargo la muchedumbre no se había dispersado desde el anuncio dado dos mes atrás: «Larga vida a la Princesa Consorte y Futura Emperatriz, lady Nadine». Tal vez la aristocracia había coreado aquello gustosamente, pero el pueblo se negaba a aceptar el Decreto Real. ¿Cómo podría lady Ariel ser abandonada por el Emperador y encerrada en la Torre Negra hasta después de la coronación de la Emperatriz Nadine?

"¿Qué esperaba?" Se preguntaba débilmente Ariel en la soledad de aquel lugar que se encargaba de drenar lentamente su energía. Sus pies descalzos dolían por el frío piso de piedra y hacía tiempo que había dejado de sentir sus brazos, los cuales estaban aprisionados por unas esposas que colgaban del techo. Con las pocas fuerzas que le quedaban, recordó cómo fue que terminó en la abandonada torre del Gran Palacio Imperial.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡¿Por qué estás aquí?!—La Princesa no tuvo tiempo de contestar aquello, el Emperador se acercó a ella de manera amenazadora tomándola fuertemente del brazo y zarandeando su pequeño cuerpo queriendo sacarla de ahí a la fuerza—. ¡¿Quién te permitió pasar?! ¡Sal ahora mismo!

El hombre logró sacarla de la alcoba, llevándola al pequeño recibidor donde solía desayunar o redactar mandatos desde la comodidad de su habitación. La gran cortina de seda que le brindaba privacía a la alcoba, cayó por completo, ocultando nuevamente el interior mientras que la Princesa era arrastrada por hacia la salida, pero antes de que lograra por completo sacarla... ¡Zas! Corta, seca y directa, así fue la cachetada propinada por Ariel en la mejilla izquierda del Tirano. Nadine había quedado tras la cortina en la cama del Emperador, por otro lado Ariel y Arriaga estaban a un par de pasos de la gran puerta de roble que daban al pasillo en el que instantes antes se encontraba ella.

La Villana Olvidada: Un Final para la PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora