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Gabriel no ha muerto, vive en su alma;
En ella su imagen brilla sin cesar, vestida de amor y juventud
Dos veces bella: en flor de corazón y en flor de vida.

✨️

Los días posteriores fueron tranquilos y sin novedad, se había aprendido las rutas para llegar a su casa y aún no sabía si contarle a Marcelo o a alguien más lo que había sucedido el primer día de clases. 

Casi un mes después seguía haciendo corazones en las orillas de sus notas, escribiendo en las contraportadas de sus cuadernos la inicial de sus desvelos, muchas "E" rodeaban a Diego, pero no se animaba a pararse de nuevo en el taller, de seguro Edson no debía acordarse de él, aunque Diego lo tuviera en su mente todo el día. 

En la escuela también todo iba bien, había hecho un buen equipo con Marcelo y después conoció a Sebastián con quien también hizo buena amistad, se acopló bien al estudio, sus amigos habían sido parte importante para lograr su adaptación, sin embargo, eso no dejaba de lado que luego hubiera comentarios fuera de lugar que si llegaban a incomodar y siempre eran Marce o Sebas los que lo defendían o tiraban insultos a diestra o siniestra, por lo que ir a la universidad le alegraba todas las mañanas, le hacía sentir un poco más normal.

✨️

Parecía estar en medio de un bosque, tenía una chispa de magia, le recordaba a esos bosques de cuentos de hadas, se quedó admirado de la belleza de la naturaleza que le rodeaba. Hasta que sintió que alguien tocaba suavemente su hombro.

—Te estuve esperando —sentía que reconocía esa voz, pero no recordaba de donde, por lo que tuvo que girarse, al voltear hacia donde provenía esa voz, se encontró con alguien desconocido, pero a la vez familiar.

—Creí que ya no te acordarías de mi —habló sin pensarlo, se sorprendió al escucharse, era como si alguien más estuviera tomando control de su cuerpo y a pesar de que hacía tiempo no escuchaba su voz, estaba muy seguro que esa no le pertenecía, era demasiado femenina para ser de él.

—¿Cómo voy a olvidar al amor de mis vidas? Llevo tanto tiempo esperándote.

—¿A pesar de que ahora no soy una mujer? 

—A pesar de todo, tu alma seguirán siendo la misma, y yo te prometí buscarte en todas mis vidas, Évangeline.

Diego se despertó rápidamente y sofocado, incluso le pareció haber escuchado su voz al despertarse.

Évangeline.

Ese había sido su poema favorito, lo estudió durante tanto tiempo que puede decir que ahora se lo sabe completo.

A lo mejor su subconsciente lo tomó para ambientar o algo así, de todos modos, ese sueño no tenía tanto sentido, sea como sea, se sentía sofocado y sorprendentemente melancólico. Era como si se sintiera incompleto en ese momento, pero joder, justamente tenía que soñar eso un lunes que tenía que levantarse temprano.

Diego buscó su teléfono a tientas a lado de su almohada y mirando la pantalla decía en grande 3:33 am.

Se le había ido el sueño. Se dejó caer en su cama mirando al techo con un puchero en los labios que denotaba su molestia.

Rápidamente cambió ese puchero por una sonrisa y un leve sonrojo al recordar a aquel mecánico que le ayudó. Aquellas manos que le ayudaron a levantarse y el tenerlo cerca le dejaron bastante claro que la diferencia de tamaños entre ellos era mucha.

Évangeline [Edson×Diego]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora