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Cual lo vio última vez la fiel doncella
Extático en ardiente despedida,
Y más perfecto aún
que hoy lo acrisola
De eterna ausencia fúnebre aureola.

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Diego les mostró a sus amigos todas las ideas que tenía, desde waffles hasta una comida completa sin escatimar, pero Marcelo le dijo que mejor le comentara que lo invitaba a comer lo que él quisiera excusándose con agradecerle y así se quitaba de estarse carcomiendo o que pidiera algo que a lo mejor no le gustaba, pero así iría a lo seguro.

Con respecto a la apariencia, Marcelo lo llevó con Silvana, su hermana mayor que se encontraba en otra facultad y le pidió que le cubriera las ojeras con algo de maquillaje, a parecer de Diego, lo hizo muy bien, incluso enchinó sus pestañas y le puso incluso un poco de tinta dejando sus labios de un tono cereza que se veía demasiado natural, muy besables había dicho ella.

Así llegó la hora de partir, con los nervios de punta y con ganas de echarse para atrás, pero ni Marcelo ni Sebastián lo dejaron, incluso se ofrecieron a acompañarlo, pero él se negó rotundamente, antes de salir le mandó mensaje a sus papás diciéndoles que llegaría un poco más tarde porque se quedaría a planear unos materiales que debía presentar con unos amigos y que no se preocuparan, pero que al regresar a casa se comunicaba con ellos.

Cada paso que daba hacía que se le revolviera el estómago, pues estaba la posibilidad de que no estuviera o peor, que ni siquiera se acordara de él.

Qué vergüenza.

Unas cuadras antes se detuvo recordando que tenía planeado llevar una carta, así que ahí mismo sentado en una banqueta empezó a escribir y dobló la hoja con cuidado, fijándose discretamente que nadie lo viera, sacó un poco del perfume que cargaba consigo y roció de lejitos para no mojarla y solo perfumar. Una vez segura la hoja dentro de su mochila siguió su paso.

"Taller Mecánico Álvarez" se mostraba frente a él, con cuidado entró al lugar mirando todo como si fuera la primera vez que se paraba en ese lugar, se fijó bien en el suelo por si Edson se encontraba de nuevo bajo algún carro evitara tropezar con él.

—Hola, ¿buscas a mi papá? —Diego saltó en su ligar girándose a ver a la dueña de aquella voz.

Una niña de alrededor de unos cinco años se mostraba sonriente ante él, con una blusa verde pistache y un overol de mezclilla con un dibujo de flores en medio. Lainez no supo que responder, pues no sabía quién era el papá de la niña y hasta ese momento consideró una posibilidad que no había querido pensar antes.

Que Edson tuviera pareja y quizá hasta familia. Pues la niña tenía unos rasgos muy similares a él. Ese pensamiento le estremeció y entristeció a la vez.

—Mi papá tabaja aquí. Yo soy Valentina y tengo así —mostró orgullosa cuatro de sus deditos hacia él. Se sentía frustrado porque estaba casi seguro que la niña no sabía leer así que no podía presentarse de manera correcta y eso le estaba causando un poco de crisis.

—¡Valentina, te dije que te quedaras adentro! —Edson salió rápido del cuarto que tenía como oficina limpiando sus manos con un trapo deteniéndose al ver a Diego ahí.

Sigue igual de guapo que la primera vez.

—¿Diego? —el mencionado asintió con una leve sonrisa.

—¿Te llamas Diego? ¿Cómo el de la Era de Hielo? —sonrío un poco más hacia la niña diciéndole que si con la cabeza —papi, le decía que yo soy Valentina y tengo así —volvió a repetir la acción orgullosa de lucir sus cuatro dedos y a pesar de la ternura que le causaba, la tristeza de saber que no tenía oportunidad también lo entristeció.

Évangeline [Edson×Diego]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora