Déjame Luchar a tu Lado

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Desperté en una bolsa de dormir dentro de una cueva de tierra, lo primero que hice fue recordar que en nuestro enfrentamiento había humo lila alrededor que con solo olerlo me dejó dormido, "Maldito hyliano" pensé con enojo, me enderecé y miré a mi alrededor, cajas de madera con provisiones, bananas, y un símbolo que se me hacía familiar y con mucha razón, los miembros del clan yiga, los malditos debieron llevarme aquí después de Link me disparara con las flechas somníferas de Kaeli.

Intenté mover mis alas para levantarme del tapete donde estaba pero pude sentir la limitación presente en ellas, contemplé en mi pecho una soga que recorría todo mi torso y cómo mis patas estaban igual, intenté liberarme pero mi movimientos estaban muy limitados, habían algunos yiga alrededor caminando de un lado para otro teniendo otros asuntos que hacer, definitivamente era como un canario en el nido de un águila.

Escuché a lo lejos una charla, era acerca de mí, era entre un alto hombre fornido uno bajito y gordo, por sus sombras pude reconocer que eran Kogg y Sogg, esos malditos... ya me las pagarían... ¡debía liberarme rápido como sea! Busqué con mi aguda mirada mi alforja dándome cuenta de que lo habían colocado en una esquina lejana a donde yo estaba, en las cajas que estaban cerca mío habían plátanos alrededor pero, ¿habría alguna arma? Podría romper una y sacar una arma que me liberara pero causaría alboroto llamando la atención de todos.

De la nada escuché a Sogg mencionándome, de ahí no pude evitar ver de qué se trataba, ¿qué estaban diciendo esos bastardos de mí?

Sogg:¿Qué haremos con el pájaro?

Kogg:El mocoso de la espada o alguno de los perros de la corona tendrán que venir a buscarlo y cuando lo hagan les cobraremos a cambio de que lo entreguemos.

Sogg:¿Y cuánto sería?

Kogg:Mmm... unas 100,000,000 de rupias a cambio de su libertad.

Sogg:Es una buena idea, son gente rica, así que no les costará nada darnos de perdido objetos que nos den ese valor.

Kogg:¡Claro que es una buena idea! Soy el mejor haciendo planes después de todo. ¡Envíen una carta a los campeones de la pelogüero!

En eso entró a la misma área que yo, apenas me vió habló:

Kogg:Buenas noches, pajarito. ¿Cuánto que no nos vemos?

Volteé a otro lado, no quería verlo ni en pintura.

Kogg:¿Sabes que ignorar a tus mayores es grosero, jovencito?

Revali:(No me importa.)-*Pensé con el desprecio que me daba estar cerca suyo*.

Hubiera hablado de no ser porque mi pico tenía un bozal que no me permitía mover ni un centímetro enmudeciendo mis sentimientos.

Kogg:Ay, sí es cierto.

Tomó con delicadeza la base de mi pico para intentar hacer que lo viera pero me resistí bajando mi cabeza hacia mi lado derecho, cuando intento hacer lo mismo me resistí nuevamente, ahora levantando mi cabeza al lado derecho.

Kogg:Quédate quieto, te lo voy a quitar.-*Se empezó a molestar pero yo no podía confiar en él con gran facilidad*.

En eso intentó agarrar mi cabeza pero lo sorprendí con un picotazo en su cabeza, sonreí triunfante al ver como a mi depredador le afectaba mi ataque.

¿Qué ocultas, Caballerito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora