Capítulo 3

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Tom:

Una semana  y media había pasado y cada día podría decirse que se me hacía más atractivo Bill, no habíamos cruzado palabras desde la primera vez que lo ví pero siempre me sentaba sobre el sofá cuando oía que comenzaba a cantar, era como un ángel y lo mejor es que había notado que eran letras suyas las cuáles solían escucharse, y a cada una de ellas le había hecho una melodía.

Hoy no era la excepción y estaba escuchando una vez más su hermosa voz  mientras mantenía los ojos cerrados pero fué interrumpida por un golpe en su puerta, fruncí el ceño al escuchar la persona desconocida que hablaba.

-Hola cariño

-Hola Demian ¿cómo estás?

-Bien mi dulce niño ¿y tú?

Éso fué lo único que logré escuchar luego de dirigirme a mi habitación y cerrar la puerta, aquél sújeto había arruinado la mejor parte y no se lo perdonaría, no lo conocía, ni lo había visto pero ya lo odiaba, más por la forma en la que hablaba ¿tantos apodos tenía que usar para tan solo decir unas cuantas palabras? ridículo.

Luego de un rato comencé a arreglarme para ir a trabajar, tenía un uniforme un tanto extricto que consistía en una camisa negra y pantalón de vestir del mismo color pero tendría que ponermelo aunque me incómode, ya que era barman en una cervecería a unas cuadras de mi departamento. Al llegar a ésta me coloqué detrás de la barra sin antes saludar a la gerente y mi compañero de trabajo, comencé a limpiar la zona de la barra y mi lugar también.

Ya habían pasado aproximadamente unas dos horas y la gente comenzaba a llegar, algunos venían con grupos de amigos y otros en dúo, fué un día tranquilo a comparación de los fines de semana.

–Hola ¿me darías una cerveza rubia? –esa vos la reconocía.

levantó su mirada de la barra y asintió– Hola Bill, claro–

–Tom –vió al contrario sonreír– no sabía que trabajabas aquí–

reí un poco– nunca hablamos–

–Claro, tiene sentido –se sonrojó un poco avergonzado y el contrario logró verlo.

–Aquí tienes –le entregó la bebida– que disfrutes–

El contrario solo asintió agarrando el vaso y yéndose a una mesa un tanto alejado, ví que estaba con un chico, seguramente sería el tipo que hoy había ido a su casa a interrumpir tremendo show que estaba escuchando desde mi sofá.
Después de unas cuantas horas más, ya había completado mi turno y decidí irme del lugar tomando un taxi fuera de éste para poder llegar más rápido, cuándo estaba dentro del departamento me despojé de mis prendas y me acosté sobre la cama con tan solo bóxers, no podía hacer nada con el cansancio que sentía.

A la mañana siguiente desperté cerca del mediodía, así que hice sándwiches como almuerzo acompañado de una Coca-Cola, si, era fantástico pero estaba consiente de que había límites, no quería terminar en el hospital, ya había visto unos cuantos tiktoks por aquello y me había quedado un miedo, así que bajé un poco el consumo de la bebida. Estaba por comenzar a comer pero escuché la puerta ser golpeada, así que me levanté a abrir y oh sorpresa! era Georg.

–No has pensado en mudarte aquí –dije divertido.

–Claro que lo e pensado pero no quiero estar aguantando tu olor a pies –hizo una mueca de asco y se adentró– ¿has hecho algo de comer?–

Iba a contestar a su pregunta pero comencé a escuchar como Bill empezaba a cantar, pude notar como mi amigo también lo oía y frunció el ceño extrañado.

–¿Ése es tu lindo vecino? –sonrié coqueto.

me volteé a mirarlo y lo fulmine con la mirada– ¿Y tú cómo sabes que es mi vecino?–

–Lo ví entrar al departamento de al lado pero oye, no te enojes –alzó sus manos en forma de paz– no te lo robaré–

rodé los ojos y comencé a comer mi sandwich– Deja de decir estupideces y come–

𝑻𝑼 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑶 𝑰𝑫𝑬𝑨𝑳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora