Capítulo 4

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Tom:

Eran pasas las doce cuando Georg decidió irse hacia su casa, estaba por comenzar a subir las escaleras del edificio cuándo me percaté que a un costado de la puerta de recepción había un florero con rosas blancas, decidí tomar una con suma cautela y subí apresuradamente hacia mi piso. Me paré frente a la puerta de Bill y dejé la rosa en el suelo, toqué la puerta un tanto fuerte para que pudiera escuchar, sabía que estaba despierto porque comencé a escuchar música del otro lado, cuando escuché que se estaba acercando comencé a correr las últimas escaleras y me quedé a mitad de éstas observando desde la obscuridad.

Ví como abrió la puerta y miraba hacia los costados un tanto desconcertado por no haber encontrado a nadie fuera pero cuando estaba por cerrarla fijó su vista sobre lo que había dejado, sonreí al verlo alzar la rosa pero justamente apareció el dichoso y pesado de Demian.

-Cariño

-Oh, Demian, hola ¿Que haces aquí?-dió un saltito por el susto.

-Pasaba por aquí y pensé en visitarte un momento -colocó su mano sobre la cadera del contrario.

-¿Tú eres el que dejó la rosa aquí? -le mostró la dicha que sostenía en su mano.

-Eh.. -lo mira extrañado- si si, fuí yo -infló su pecho en forma de orgullo.

-Mm.. ya veo, gracias -dice no muy convencido y lo deja entrar.

Cuando cerraron la puerta sin darse cuenta de mi presencia, me puse de pie nuevamente, suspiré enojado y bajé las escaleras para adentrarme a mi departamento dando un portazo al cerrar, una vez adentro lancé mis pantuflas en alguna parte del living y me adentré a mi habitación haciendo la misma acción que cuando entré en un principio.

-Estúpido Demian, cómo te odio, ojalá te pudras -dije entre dientes mientras me colocaba el pijama y luego me tapaba con las sábanas- "si si, fuí yo" -le dice burla con un tono gracioso y suspiré- nunca se te ocurriría algo así-

Luego de eso solo atiné a intentar dormirme y cuando despierte era de mañana, miré el reloj de mi móvil y fruncí el ceño, no entendía porque me había levantado tan temprano si me había dormido a las 1 de la madrugada pero ya no importaba, me levanté para desayunar algo e ir a trotar por la zona a eso de las 10 AM.

-Buenos días Tümper ¿cómo se ha levantado? -dijo el recepcionista mientras sonreía amablemente.

-Buenos días Alberth -sonreí de igual manera- bien ¿y usted?-

-Bien también -da un leve asentimiento en forma de agradecimiento por haber preguntado.

Había comenzado a avanzar hasta que se me vino algo a la mente, no sabía si saldría bien o mal pero con intentar no perdía totalmente nada, así que retrocedí los pasos que anteriormente había dado y volví a sonreír pero ésta vez más enérgico.

-Mi querido y gran amigo Alberth -posé mi mano sobre su hombro.

-Planea pedirme algo ¿no es así Tümper? -lo dijo en un tono un tanto gracioso a lo que yo solo asentí- está bien ¿en qué puedo ayudarle?-

-Mm.. Sé muy bien que éste departamento tiene teléfonos un tanto antigüos para llamar aquí y viceversa -mordí mi labio inferior tratando de ocultar un grito por ansioso.

-No entiendo a qué es a lo que quiere llegar -frunció el ceño notablemente confundido.

-Necesito que me pases el número del departamento 89 -estaba demasiado inquieto por su respuesta.

-No lo sé.. no puedo hacer eso, lo siento -sonrió de lado demostrando un poco de lastima.

-Por favoooor -junté mis manos suplicándole- lo necesito-

-Lo siento mucho -negó ante mis súplicas pero no me rendiría.

-Será un secreto entre nosotros.. -murmuré tan solo para que él escuchara.

-¿Y para que o qué lo necesita? -volvió a verlo extrañado.

-Deje le explique -tomé aire para comenzar a hablar nuevamente.

𝑻𝑼 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑶 𝑰𝑫𝑬𝑨𝑳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora