El lujo de poder dormir hasta la hora que quería se me había acabado.
Ayer me dije a mí misma que tenía que empezar a ponerme las pilas con el violín. A fin de cuentas llevaba ya unas semanas descansando y tenía que empezar a trabajar duro.Había pasado una semana desde que empecé a trabajar en el restaurante de papá.
No era tan horrible como imaginaba. La verdad era entretenido, aunque cansaba muchísimo. Y aún por encima, tenía un estorbo a mayores llamado Noah.
Sí que es cierto que se estaba esforzando, y parecía que estaba aprovechando la oportunidad que le había dado mi padre, pero aún así, se me hacía difícil soportarlo.Sin contar el trabajo, está semana no he hecho mucho, ya que este me robaba la mayor parte de la tarde, que era cuando Luca y todo el grupo quedaban.
Fue por eso por lo que hablé con mi padre, para hablar de los horarios de manera más seria, ahora que habíamos superado la fase de prueba.Hoy no trabajaba, pero como ya dije, tenía que aprovechar para ensayar.
Me puse una alarma a las siete y media de la mañana, aunque tardé bastante en levantarme.
No estoy acostumbrada a llevar estos ritmos en verano...Como de costumbre, mi padre no estaba, así que me preparé yo el desayuno e inmediatamente cogí mi violín, lo quité de la funda, y coloqué meticulosamente las partituras en el atril.
No sabía si eran los efectos del café, o mis ganas de hacer lo que me gustaba, pero el cansancio se me había pasado por completo.Empecé practicando el Concierto para violín en Re Mayor Op. 35, 1º movimiento de Tchaikovsky, una de las obras más complejas para violín, pero también de las más bonitas que he tenido la oportunidad de tocar.
Me dejé deslizar por las cuerdas de mi violín, y simplemente disfruté.
Tenía errores, obviamente, y había fragmentos que tenía que pulir mucho, pero cuando terminé de tocar hasta donde me había propuesto ese día, sentí una inmensa satisfacción.
Estaba bastante orgullosa de mi ensayo de hoy, así que decidí celebrarlo saliendo a correr un poco por el pueblo.
Era una de mis actividades favoritas, porque me despejaba y me renovaba por completo. El problema era que casi nunca tenía tiempo.Me puse unas mallas deportivas cortas , conjuntadas con un top azul que me había comprado en Vancouver días antes de venir aquí.
Cavendish podía no tener sitios para entretener a todos los grupos de edad, pero desde luego, lo que sí tenía eran paisajes naturales por los que venir a correr o a pasear.
Mi sitio favorito, si ninguna duda, era el paseo que había al lado del mar, que dejaba ver perfectamente el paisaje de tierra rojiza que se abalanzaba hacia el agua.
Era totalmente hipnótico.
Tanto que no vi a quién tenía delante hasta que casi me choco con él.
– Addie, cuidado — me dijo Luca con una risita.
Dios, definitivamente tenía un problema con tropezarme con todo el mundo.
– ¡Luca! Perdón, no te había visto.— me disculpé inmediatamente.
– No te preocupes — contestó con un gesto con la mano, quitándole importancia. —Y... ¿qué tal estás? Hace tiempo que no te veo...
– Bien, con mucho trabajo, aunque mi padre me va a reducir el horario así que supongo que podré empezar a quedar más.
– ¡Qué bien! Me alegro mucho. Por cierto, ¿hoy por la tarde estás libre? — me preguntó.
– Pues creo, que, sorprendentemente sí — contesté mientras mi alegría iba aumentando con cada palabra que decía.
– Guay, pues supongo que iremos a la playa, como siempre.
– ¡Vale! Pues os veo allí por la tarde.
– Perfecto. Bueno, te dejo seguir corriendo... — dijo mientras se alejaba con una sonrisa.Aceleré el paso y continué con mi paseo matutino.
* * *
Madre mía... ¡Qué bien sienta una ducha de agua fría después de correr! La verdad que es que, con el calor que hacía, y aún por encima, después de hacer deporte, al llegar a mi casa, creía que me iba a morir asfixiada.
Cuando salí del baño, me cambié de ropa, y me dirigí hacia el restaurante para visitar a mi padre y comer algo.
–¿Qué le pongo, señorita? — me preguntó cierto camarero llamado Noah.
– Dios mío, tú no desapareces ni un segundo de aquí, ¿no? — contesté a modo de pregunta, agotada.
– No todos tenemos la vida resuelta, pequeña princesita — me respondió con una sonrisa irónica.
Ya estaba harta. Sinceramente creo que no valía la pena ponerme a discutir con él, así que me limité a decirle lo que quería para comer, que era, a fin de cuentas, por lo que había venido.
– Una hamburguesa de pollo con patatas normales.
– Marchando — dijo mientras guiñaba un ojo.
Sinceramente, ese tío me ponía muy nerviosa. No sé muy bien quién se creía, pero ese tonito de superioridad me estaba empezando a cansar.Aun así, en poco tiempo me trajo la comida, y la devoré en cuestión de unos pocos minutos. Me estaba muriendo de hambre.
Justo cuando estaba acabando, apareció mi padre detrás del mostrador.
– Hola, Addie — dijo mientras se acercaba a darme un beso en la mejilla.
Seguía resultándome extraño volver a tenerlo, de repente, otra vez en mi vida.
– Hola, papá. — le contesté con una media sonrisa — Una cosa... Hoy voy a ir a la playa con Luca y estos, ¿te parece bien?
– Sí, claro. Pásatelo bien.
– Gracias — dije, mientras él se iba a servirle unas ensaladas a una pareja.
Nos quedamos Noah y yo , solos en la barra. Él limpiando, y yo aprovechando los restos de salsa que habían quedado en mi plato.
– Vaya, así que ahora haces planes con mi grupo... — dijo mientras me miraba de reojo.
– No hago planes con "tu grupo".— dije imitándole — Luca me ha invitado a ir con ellos, quien, a diferencia de ti, es agradable conmigo.
– Vaya, hoy estás de mala leche. — dijo gesticulando — Pues fíjate tú, que te iba a proponer que bajases conmigo a la playa. Al fin y al cabo, nuestras casas están muy cerca.
No podía dar crédito a lo que oía.
– Pregunta: ¿tú no tienes una novia a la que acompañar? — dije incrédula y molesta.
–Sí, pero habrá quedado con sus amigas antes, y créeme que no me pienso intervenir en ese asunto. —contestó— Bueno, ¿a qué hora paso a buscarte, entonces?
Puse los ojos en blanco antes de contestar.
–¿Cinco?
–Perfecto — dijo añadiendo una sonrisa.
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Lluvia de estrellas ( Candela Bande)
RomanceAdeline tiene que pasar el verano con su padre, obligada por su madre. Allí, en el tiempo que le queda cuando no está ensayando para entrar en la orquesta de sus sueños como primera violinista, conocerá lo que es enamorarse, bajo una lluvia de estre...