|3| Mi cuerpo negro ©

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    Querida Allie:

    ¿Quieres saber cómo conocí a Nathalie?.

Nos conocimos cuando estaba en la calle, jugando sola, ella estaba delante de su ventana, y yo, frente a su nueva casa. 

    Me llamó: 

    —Ey, ¡niña!. —Al observarla, me pregunta:

    —¿Por qué estás a estas horas fuera de tu casa?. ¿No sabes que es peligroso?. 

    Tenía deseos de responderle que a ella no le importaba, estaba a acostumbrada a hacer de oídos sordos cuando las vecinas susurraban a mis espaldas "callejera" o "marimacho" y que ninguna chica quisiera jugar conmigo. 

    Me pierdo dentro de mi mente cuando quiero dejar de escuchar a la otra persona.

    Mi comportamiento no ha sido "delicado" ni mucho menos el "adecuado", según la interpretación, y el juicio, de mis estimadas vecinas que velan por la reputación del barrio, siendo los ojos y oídos del lugar; y viven al lado de mi casa. Es válido aclarar.

    Soy la más joven en una numerosa familia de miembros masculinos, su imagen y forma de actuar,  se ve reflejada en la mía. 

    No me gustaba bañarme, o lo hacía lo más rápido posible, para poder salir a jugar. No me preocupaba mi vestimenta ni mi forma de hablar. No me observaba al espejo, ni siquiera tenía uno. 

    No era consciente de mi apariencia o de lo que los demás pensaran de mí. Y era la persona más feliz del mundo, cuando no me importaba su opinión. Cuando no me afectaba.

    Pero sí, estaba en lo correcto, cuando observo mi reloj eran las 10pm.

    El tiempo pasa volando cuando intentas contar las estrellas y observas la luna; siempre le canto antes de irme a dormir:

    "—¿Quieres cantar conmigo antes de irte?. 

    Me encantaría, Bear.

    Nos divertimos hoy, muy juntos tú y yo. Qué  lástima que el tiempo se acabó. Adiós, adiós, amigo adiós. Debemos irnos ya. No importa hoy decir adiós. Nos veremos pronto, pronto; ya verás. Pronto ya verás... La luna, el oso y la casa azul los invitan a venir a jugar, a jugar, a jugar... Hasta pronto". 

    La siguiente noche volví a sentarme frente a su casa para verla de nuevo, ella estaba puntual, delante de su ventana. Comenzábamos a hablar, se podía decir que entre gritos; hasta que mi madre me llamara para que me colocara el pijama, y me fuera a dormir.

Querida Allie: El diario de Valentina || BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora