Parte uno: Flores de Alemania.

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  Charles se sentía más cómodo con las plantas, lo cual sin duda alguna se debía a su propia naturaleza por ser un floricultor. Estaba innato en él amarla, el sentir una profunda conexión con ella. Pasaba horas en su invernadero solo por eso, el lugar especial necesario para todo floricultor, dónde podía dejar crecer libremente sus flores en un ambiente tranquilo, con buena iluminación y humedad entrando. A Charles le gustaba su invernadero, dotado de una cubierta de vidrio y marcos de madera, columnas y vigas. Estaba muy agradecido con Gabrielle por dejarle tenerlo, aunque le gustaría que le ayudase o mantenerlo, o que mostrase interés en cuidarlo. Era su comeflores, sería agradable sentir más atención de su parte. Pero de cualquier modo, se sentía feliz con solo tenerlo.

  Se dejaba pasar largas horas allí, simplemente relajándose tomando el sol o descansando. Pero Charles no usaba este invernadero solo como un lugar para dejar florecer sus flores. Charles amaba tanto la naturaleza, que empleaba este lugar como un invernadero formal para su uso personal, en el que dejaba crecer flores y les brindaba atento cuidado y cariño para mantenerlas a salvo. Charles tenía un increíble instinto protector con sus flores, prestando minuciosa atención a los cuidados que cada una necesitaba, a la familia a la pertenencían, y a los significados que ocultaban. Este invernadero era su segundo hogar.

  Desde joven sintió una clara inclinación fascinante hacia las plantas. Sus padres le habían hecho estudiar la naturaleza de las mismas, para que así supiera cómo cuidar correctamente las flores que se desprendían de su cuerpo. El crecimiento de las flores, acompañado de el del propio Charles, vino de la mano de un profundo amor a los pétalos, a las hojas, a las raíces y a los tallos. Charles no tardó en hacerse un experto en el tema, pidiendo año tras año todos los libros que pudiese obtener para nutrir su conocimiento. En algún otro mundo, tal vez pudo haberse dedicado a ello incluso, amante de la botánica e inspirado por su belleza. Pero en su lugar, tenía la obligación de seguir con el negocio familiar, pero al menos seguía obteniendo flores de sus familiares y amigos como regalo.

   ㅡCharles, tu amigo Hank ha venido a verte.

  Pasando de estar concentrado en una maceta con tulipanes, Charles observó hacia la entrada de su invernadero. Gabrielle había anunciado la llegada de su amigo, de pie en la puerta, ella estaba usando uno de sus hermosos vestidos acampanados y de escote alto. Los accesorios que cargaba puesto le indicaban que recién había llegado. Una animada sonrisa apareció en los labios de Charles ante la mención de su amigo, quien no tardó en aparecer bajo la pesada mirada de Gabrielle.

  Hank había pasado un tiempo en el extranjero, haciendo investigaciones por su profesión de inventor. Asomó su cabeza, sonriendo al ver a su amigo floricultor, y le saludó con la mano.

   ㅡ¡Hank! Es un gusto volver a verte.

   ㅡEl gusto es mío, Charles ㅡambos hombres se saludaron, con Hank inclinándose para poder abrazar al floricultorㅡ. Tengo muchas cosas que contarte.

   ㅡCharles está ocupado, necesita oír lo que arreglamos en la reunión de hoy de los campos del norte ㅡla voz de Gabrielle interrumpió a ambos, Charles bajó la mirada con tristeza. Hank vió con el ceño fruncido a la mujer antes de dirigirse de nuevo a Charles.

   ㅡEstá bien, no tardaremos mucho y luego tendremos más tiempo para hablar ㅡHank tomó su maleta para luego agacharse y así estar al nivel de Charles, que estaba sentado en su silla de ruedas.

   ㅡ¿Cómo está Raven? ㅡse interesó en saber Charles, conocía esa mirada en Gabrielle, y siempre tuvo una capacidad elevada de leer las reacciones de los demás. Quería que, si la visita de Hank sería corta, al menos le diese tiempo de saber cómo estaba quien consideraba era su hermana menor.

The Day Dream - CHERIK WEEK [2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora