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El tiempo pasó con rapidez, ya se había acostumbrado a la omega... en parte. No la soportaba del todo, pero ya era más tolerable, hacia bastante que ella no trataba de sacarle de los sus cabales.

Miró la ventana desinteresado.

Había perdido una que otro entrenamiento de vóley, pero habían valido la pena. Estuvo más cercano que nunca al beta. Tuvo la oportunidad de descubrir cosas que no sabía ni recordaba de él.

Se sintió un desgraciado, un tonto.

Tuvo todo el tiempo para conocerle mejor y lo decidió cuando estaba en peligro de perder su oportunidad. Lo tuvo para el solo por tanto tiempo, no puede evitar maldecirse el no haber actuado rápido.

La realidad le pegó de frente.

(...)

Intento 26 de distraer a la omega. Brasil nuevamente fue mandado a hablar con ella, pero debido a que le agradó tanto no quiere seguir con el plan de "ser amigos muy amigos, muy cercanos, más que amigos".

Si, le recriminaron, pero supo defenderse.

Veía con malos ojos a la omega que acompañaba al su beta, esta como siempre agarrada a su brazo y sonriendole.

Rodó los ojos.

Trató de concentrarse en su práctica, pero la presencia de ambos era ruidosa.

El beta iba a verlo a el, ¿por qué se había traído a la omega?

Bueno, no importa. Ganaría el partido y demostraría al beta que no solo no hay mejor jugador que el, si no que es alguien con buena condición física y que es excelente en todo sentido, un ganador en resumen.

Si, un plan perfecto.

(...)

—¿De verdad te sientes bien? Te golpeaste muy fuerte —decía con una voz preocupada.

El beta miraba al alfa de mechas rubias desde una distancia prudente. El pobre se había accidentado en su partido y terminó en enfermería.

—Ah, si, si. Estoy perfecto, mir-

—¡No! —el beta se acercó con rapidez y evitó que el alfa se levantara.

Argentina era el más contento.

"Gracias a la luna" pensó.

—Ay, Arge. Tienes que ser más cuidadoso, entiendo si tienes que hacer movimientos arriesgados y esas cosas, pero te pasas —el castaño acomodó los cabellos del alfa al ver que le tapaban demasiado el rostro y se pegaban a el por el sudor.

Argentina no dudó en disfrutar del toque.

—Ah, lo recordaré —dijo para poder tranquilizarlo.

Recibió una sonrisa del beta. Sus labios de estiraron levemente y sus cachetes se abultaron. Sus ojitos grises desaparecieron en el lapso dando a relucir sus bellas y largas pestañas.

Miró sin vergüenza el hermoso rostro de su amado beta.

Suspiró con disimulo.

Como quisiera que esa sonrisa fuera solo de el.

No... lo sería.

No sólo su sonrisa seria de el, si no que su amor también.

Lo iba a lograr.

(...)

Se quedaría unos días con el beta, ¡que suerte!

Debido a que su casa estaba sola obtendría problema.

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⏰ Última actualización: May 28, 2023 ⏰

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El beta tiene suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora