07.

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Observó en silencio como aquella figura alta se alejaba de la entrada de la casa sin siquiera despedirse, a una maleta se arrastraba detrás de ella.

Ese día se enteró apenas despertó que su progenitora se iría por un mes por trabajo. No comentó nada, asintió en silencio.

Se sentía melancólico, su madre jamas le avisaba con anticipación o siquiera se despidia de él, como ocurrió.

Estaría solo por un mes.

...

¡Estaría solo por un mes!

No es como si hubiera mucha diferencia, pero así podía estar más tranquilo.

La sugerencia que le había dado a su mejor amigo aún rondaba en su cabeza. Dudó si hacerlo, pero rápidamente cambió de opinión.

¡Quería hacerlo!

Fue rápidamente a su habitación para buscar su móvil y sin titubear marcó.

—¡Hola! ¿A que se debe tu llamada, Perúcito? —se escuchó en la otra línea.

—¡Hola! Si, yo... quería hablar de algo contigo, tengo fé en que quizas me puedas ayudar y unirte —dijo con nervios.

—¡Claro! ¿Quieres que vaya a...?

—¡Si! Digo, si, por favor.

(...)

—Entonces, esos son los snaks. Pero también cenaremos, ¿no?

—Si, si. Me gusta cocinar, creo que a Vene y a Ecu les gustará lo que prepare —dijo con un pequeño sonrojo.

Los ojos lila de la omega se iluminaron ante la expresión del contrario.

—Estoy segura que sí, sí no, bueno, ¡Porción extra para mi! —comentó en risas.

Así ambos organizaron cada aspecto del encuentro.

—Esto... yo vi una idea en redes y bueno, pensé que sería divertido —susurró.

—Dilo, seguro es buenísima.

La omega esperó a la respuesta del beta.

—O-oh, bueno, eso de que cada quien venga con un color diferente y que traiga algo de su color —explicó.

—¡Suena excelente! Será aún más divertido. ¡Oh, oh! ¿Por qué no hacer un grupo? Así para que los colores no se repitan y eso —sugirió.

(...)

—Quita esa cara larga, Arge —le dijo el peligris, México.

—Si, se te va a quedar la cara arrugada de por vida —comentó Colombia al tiempo que dirigía su índice a la frente del de mechas rubias y así quitar su ceño fruncido.

Los tres alfas descansaban en las gradas de aquella cancha, se había disputado un partido de vóley y ya era hora de descansar.

Ese mismo momento el bicolor había tomado su celular y contento lo desbloqueo al ver una notificación del beta. Se trataba de la pijamada que tanto quería hacer, solo que se enteró que no estarían solos.

Habia sido invitado a un grupo, pudo reconocer los números de las hermanas omegas del rubio a su lado, Colombia. Otro que me era totalmente desconocido pero al ver el perfil descubrió que se trataba de la omega rompe hogares.

En este discutían sobre la pijamada y si invitaran a alguien más.

—Se supone que seriamos Perú y yo, ¿por qué invitaría a unas ramdom? —susurró molesto.

El beta tiene suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora