02.

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El sonido de la alarma lo había despertado, la aguda melodía retumbaba en sus oídos causándole molestia. Estiro su mano en busca de su celular.

"06:00am".

Era temprano, pero tenía mucho que hacer.

Se levantó con pereza de la cama, el frío lo envolvió de inmediato. Las mañanas no eran su favorita.

Empezaría su día obviamente con algo de cuidado personal, así tomando una buena ducha mañanera. El agua tibia cayó sobre su cuerpo, las gotitas se deslizaban y desaparecían para ser reemplazadas por unas nuevas, para un Perú recién levantado esto era lo más interesante del mundo.

Aún así quisiera quedarse ahí más tiempo, tenía deberes que cumplir.
Volvió a su habitación, se vistió y ordenó lo que necesitaría en el día.

Bajó las escaleras con rapidez, dejando su bolso cerca de la entrada.

Entró a la cocina, haría algo rápido. No tardó en hacer dos sándwiches con una cantidad bondadosa de ingredientes, siempre llevaba cosas extra para Argentina.

Buscó en los gabinetes algún snack para el camino, no desayunaria en casa.

"06:45.am".

El rato se le fue demasiado rápido, quizás también porque no había dejado alistado su almuerzo y desayuno en la noche, si, era eso.

Aún estaba en casa, si bien su escuela no quedaba tan lejos, tomaba su tiempo llegar hasta allá.

Reviso unos últimos detalles, incluso entre esos minutos recordó que hacia unos días preparo unas galletas las cuales no dudo en también llevar.

Ya listo se dispuso a irse, tenía un presentimiento, ese día iba a ser bueno. Una pequeña sonrisa se instaló en sus labios, esperaba estar en lo correcto.

(...)

Como siempre llegó puntual, mucho minutos antes. No tenía con quien hablar, lamentablemente su único amigo, Argentina, iba en otro salón.

Algo bastante triste.

Nunca tuvo la habilidad para socializar, incluso si lo intentaba.

Miro a un costado, su asiento estaba justo al lado de la ventana así que tenía una vista considerablemente buena, obvio que también le servía de distracción.

Con el pasar de los minutos más gente comenzó a llegar, y con ellos, la profesora, Italia.

La mujer hablaba, hablaba y bla. No le tomaba mucha atención. Fue entonces que la puerta del salón se abrió.

—Esta será vuestra nueva compañera, porfavor tratenla bien —dijo la mujer mayor.

Su mirada paró en la adolescente, era algo pequeña de estatura, cabello largo, negro y liso. Llevaba el uniforme, aunque podía ver uno que otro accesorio que no correspondía, pero realmente no le importaba.

Casi como si la dama hubiera sentido que alguien la miraba con mayor intensidad miró hacia el castaño.

Sintieron el mundo detenerse.

Fueron segundos en los que se miraron mutuamente, pero la interacción se sintió totalmente íntima.

Claro, que esta sensación solo la sintieron ellos, para los demás todo parecía normal.

—Bueno linda, preséntate para tus compañeros —hablo la adulta.

Vio a la chica dudar por unos segundos, aunque esa pequeña inseguridad se convirtió en lo contrario de un momento a otro.

El beta tiene suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora