capitulo 3

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El protagonista abrió solamente su ojo derecho y miró a su kaio-shin, asintiendo con la cabeza.

"Adelante, no tengo problema", dijo el saiyajin tranquilamente antes de cerrar su ojo de nuevo.

La kaio-shin se acercó lentamente y se sumergió en el agua, sintiendo la frescura del líquido envolver su cuerpo.

"Dígame, señor", dijo ella.

"Sí", respondió el saiyajin.

"¿Por qué reducir a los mortales para saciar su lujuria?", preguntó la kaio-shin mientras se acercaba al saiyajin.

"Mucho estrés y aburrimiento. Tengo millones de años y tú lo sabes. Tengo que quitármelo de alguna manera", explicó el saiyajin con los ojos cerrados. En ese momento, sintió algo en sus piernas y abrió lentamente sus ojos para ver qué era. Era la kaio-shin, que estaba desnuda.

"¿Qué tal si le quito un poco de ese estrés que tiene?", propuso la kaio-shin, frotando su intimidad contra el miembro del saiyajin que se levantaba poco a poco.

"Mmm, al parecer alguien sí se anima. Y usted, señor?", preguntó el saiyajin, sonriendo.

A la mañana siguiente, podemos ver al saiyajin sentado tranquilamente en el jardín, sobre el césped. Estuvo así por un rato hasta que llegó su ángel.

"Ah, aquí estaba, señor", dijo Shila.

"Hola, Shila", respondió el saiyajin mientras se levantaba. "Bueno, sigamos con el recorrido", agregó acercándose a su ángel.

"Claro, vamos", respondió Shila mientras sacaba su cetro y golpeaba dos veces el suelo, creando una estela de luz para viajar.

Mientras tanto, en la galaxia del sur, en un planeta desconocido, en una aldea tranquila, algunos habitantes presentían algo malo. Mientras tanto, en un callejón, podemos ver a un sujeto aterrizando. Se puso de cuclillas con la cabeza baja, pero luego la levantó.

"Jutsu de invocación", dijo el sujeto mientras ponía su mano en el suelo y hacía aparecer unos símbolos.

Cuando el sujeto pronunció esas palabras, hubo una gran explosión que levantó una gran cantidad de polvo, haciendo que los aldeanos que estaban cerca salieran volando. En la cortina de humo, se podía ver una sombra.

"¿Qué ocurrió? ¿Es un accidente?", preguntó un aldeano que estaba cerca.

"Eso es...", respondió otro aldeano que se acercó al lugar de la explosión.

Cuando el humo se empezó a disipar, los aldeanos se aterrorizaron.

"No puede ser", dijo un aldeano aterrorizado al ver lo que se encontraba frente a ellos.

"¡Es el Kyuubi!", gritó otro aldeano.

"¡Corran! ¡Es el Kyuubi!", exclamó otro aldeano que comenzó a correr por su vida.

El Kyuubi dio un gran rugido y comenzó a atacar a diestra y siniestra, destruyendo edificios, casas y matando a los aldeanos, causando un gran caos.

Todo esto era visto por el Hakaishin, que flotaba y observaba la destrucción.

"Mmm", pensaba el Hakaishin mientras observaba.

El saiyajin observaba el caos que había debajo de él, mientras que el ángel solo lo miraba con tranquilidad, aunque apretaba su cetro.

"Señor, ¿no cree que debería ayudar?", preguntó Shila de manera tranquila.

"Mmm, no", respondió el saiyajin.

El ángel solo estuvo mirando por unos momentos hasta que iba a lanzarse, pero el saiyajin la agarró de la muñeca. El ángel volteó su cabeza para ver al saiyajin.

Dios de la destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora