capitulo 7

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En el planeta del Dios Destructor, podemos ver a Kakaroto parado en el mismo lugar con los brazos cruzados, viendo a las kriptonianas con tranquilidad. Las mencionadas estaban nerviosas, temblando ante el Dios que tenían al frente. Kakaroto alzó su mano, dando una señal de que vengan. Las kriptonianas se miraron y asintieron con la cabeza, abalanzándose sobre Kakaroto. Kakaroto solo sonrió al ver cómo las kriptonianas venían por él. Comenzó a esquivar los ataques de las kriptonianas con suma facilidad, ya que Laurel y Kara nunca habían tenido un estilo de pelea, por lo cual sus ataques eran muy predecibles, haciendo que Kakaroto no tuviera problemas. Con su cola, golpeó a Laurel, enviándola lejos.Kara, al ver eso, iba a ayudar a su prima, pero Kakaroto rápidamente apareció frente a ella, dándole un rodillazo en la barbilla, enviándola al cielo. Kara se detuvo en el aire, se volteó para ver a Kakaroto, pero él desapareció y reapareció arriba de ella, dándole un golpe con su cola en la espalda, enviándola al suelo. El sayayin retrocedió la cabeza para esquivar el puño de Laurel, agarró su capa y comenzó a dar vueltas para lanzarla al suelo. Destruyó la capa de Laurel en el proceso, y ella fue enviada al suelo cerca de Kara. Kara, al ver lo que había hecho con Laurel, se quitó su capa y se abalanzó nuevamente sobre Kakaroto. El sayayin solo sonrió, dejó de poner sus brazos cruzados y detuvo a Kara, haciendo un forcejeo entre ambos. Kara rápidamente le dio un rodillazo a Kakaroto en el estómago, pero él no se inmutó. Solo sonrió y le devolvió el rodillazo a Kara, quien se agarró del estómago con dolor, pero fue enviada al suelo nuevamente. Laurel la detuvo antes de que cayera. Las kriptonianas, con un tono de voz que reflejaba su asombro y desesperación, se miraron. No podían creer lo fácil que Kakaroto las estaba derrotando.Kakaroto, con un tono de voz que reflejaba su arrogancia, se dirigió a las kriptonianas.

"Que patéticas," dijo Kakaroto.

"No son nada comparadas conmigo. Les doy oportunidad de rendirse antes de que se ponga peor," dijo el Saiyajin con una sonrisa, con un tono de voz que reflejaba su arrogancia.

Las kriptonianas se miraron, con un tono de voz que reflejaba su determinación. "No nos rendiremos," dijo Kara. "Lucharemos hasta el final."

"Bien, si es así lo quieren," dijo el Saiyajin, poniéndose en posición de pelea.

"Kara, quiero que lo distraigas," dijo Laurel en un susurro.

"¿Por qué? ¿Qué vas a hacer?" dijo Kara, confundida.

"Me voy a acercar a ese sol para aumentar mi fuerza y así poder vencerlo," dijo Laurel.

"Está bien, aunque no sé por cuánto tiempo podré distraerlo," dijo Kara, seria.El Saiyajin solo se quedó mirando, esperando a ver qué hacían. Laurel comenzó a volar y se dirigió directamente al sol de este planeta, donde se quedó quieta. Kakaroto arqueó una ceja y luego detuvo con su mano el puño de Kara.

"En serio, ¿tú sola podrás conmigo?" dijo Kakaroto con una sonrisa. Luego le dio un cabezazo en la cabeza a Kara, quien quedó aturdida. Kakaroto, con una sonrisa cruel, comenzó a golpear a Kara sin piedad. La lluvia de golpes era implacable, dejando a Kara sin oportunidad de defenderse. La ropa de Kara se rasgó, dejando sus pechos expuestos al aire libre. Kara estaba respirando con dificultad, apenas se había dado cuenta de que la mayor parte de su ropa le faltaba, solo tenía su cinturón que agarraba lo que quedaba de su ropa inferior. Ella se iba a cubrir sus pechos, pero solo miró a Kakaroto, quien solo sonrió. Kara se iba a abalanzar de nuevo, pero Kakaroto se adelantó. Con una sola mano agarró las manos de Kara y la acostó en el suelo. Ella estaba queriendo safarse, pero no podía.

"Aunque no se haga tu compañera, pero mientras esperamos, por qué no nos divertimos un poco," dijo Kakaroto, con un tono de voz que reflejaba su desprecio. Con su otra mano agarró el cinturón de Kara, de un tirón lo jaló, destruyendo lo que quedaba de la ropa de Kara, dejándola totalmente desnuda. Kakaroto comenzó a morder los pechos de Kara y metía los dedos adentro de ella. Kara se estaba forcejeando para librarse, pero no podía. Poco a poco entraba en éxtasis mientras que Laurel, viendo todo esto, solo apretó los puños para seguir aumentando su fuerza, resistiendo la necesidad de ir a ayudar a su prima.

Dios de la destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora