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1. Delarion

Hojas llenas de peticiones cubren la superficie caoba del escritorio antigua y corpulenta. Sobre ellas se apoyan los codos que sostienen la cabeza de un hombre cansado.

Los problemas parecen seguirlos casi como imanes en cada uno de sus pasos. Reinar sobre su gente nunca fue una tarea fácil, pero en su caso todo parece complicarse cada vez más.

Y al parecer su mente decide pasar factura dándole sueños extraños que no puede interpretar. No es una persona que se deje influencias por esas cosas, pero su sueño no deja de acosarlo, la sensación del tacto todavía persiste en su piel, casi como si hubiese sido real. Casi como si la hembra que en él abrazaba existiera de verdad. Y a pesar de no haber visto su rostro, la sensación de su piel permanece grabada en su cabeza.

El hombre levanta su torso erguido, acomodando su cabello ante el sonido de alguien golpeando la puerta de su despacho. Él se recuesta en su asiento agotado pero firme.

—Pase—ordena con voz de mando hacia la puerta esperando al sujeto que interrumpe su descanso.

— ¿Es un mal momento?— consulta el hombre al ingresar.

Mientras esboza su escueta sonrisa

— Siempre lo es — contesta su rey.

—Comprendo, y lo será más cuando te dé los detalles de mi investigación — a pesar de sus palabras sobrias, el hombre contenía con una sonrisa de niño en su rostro.

Eso hace suspirar al rey—Si no fueses mi amigo, podría matarte, por eso — señala el rey con gesto osco.

—Si no fueses mi amigo, no detendría mi investigación para informarte en persona— rebate el sujeto de cabello blanco.

— Alcan, no juegues con mi paciencia, hoy no hay mucha en la bolsa— le señala el rey de forma fría.

Alcan levanta sus manos a modo de rendición y se acerca al escritorio, tomando asiento frente al rey y entregándole una carpeta.

Las grandes y corpulentas manos del rey, marcadas por incontables batallas, sujetan la carpeta hojeando mientras la lee de reojo. Al cabo de un rato la deja caer en su escritorio, con un semblante serio.

— ¿Son concluyentes?— insiste el rey mientras junta sus manos y cruza sus piernas a modo evaluativo.

— Lo son— contesta Alcan — su sangre no está adulterada, tampoco posee veneno, es 100 % roja— afirma con emoción.

— Una Ruzus—indica para sí mismo el rey— ¿Ha mostrado indicios de algún poder?— pregunta mirando a Alcan.

— No, por el momento está fascinada con su entorno, al parecer según ella nosotros somos criaturas mitológicas — indica con efusiva emoción Alcan — ¿Puedes imaginar eso, un grupo de humanos creyéndonos una leyenda?—

El rey no responde a Alcan solo se queda cavilando sus opciones.

Al ver eso, Alcan le informa —La humana ha ofrecido servir de ayuda a cambio de su libertad —

Eso saca de sus pensamientos al rey que levanta su vista de la carpeta a su amigo—Eso no va a ocurrir— sentencia de modo frío.

— ¿Qué quieres que hagamos con ella entonces?— indaga Alcan.

— Por ahora puedes quedarte con ella, investiga todo lo que puedas y cuando termines puedes disecar su cuerpo para tu colección—

Alcan se sorprende ante esto, pero su sonrisa solo se amplía más, su colección solo está conformado por Vampil, pero un humano sería el mejor de sus especímenes.

—Como diga mi rey — responde con emoción, Alcan mientras se levanta de su asiento y camina hacia la puerta.

De nuevo en su soledad el Rey observa la foto de la humana en el informe, no hay gran belleza en ella, pero sus ojos muestran el mismo terror que aquel día. Por algún motivo eso lo desconcierta causando incomodidad en su interior. Y eso, sumado a sus extraños sueños, lo mantiene con un muy mal humor.

No puede perder el tiempo en tonterías, aparta la carpeta y comienza a leer las solicitudes enviadas por las familias del reino para el próximo ritual de luna llena. Solo faltan tres días para él, pero ya no lo espera con ansias, incluso perdió la cuenta de cuántos rituales ha tenido que presidir desde su reinado. Y todos han sido igual de decepcionantes. Al parecer la Luna no piensa darle una compañera. Al comienzo no era algo que le molestará tanto, pero con el paso de los años las familias empiezan a inquietarse con la llegada de un heredero. El proceso es tardío, incluso con una compañera ya en sus brazos, las hembras Lycans solo entran en etapa fértil una vez al año. Y a veces una vez cada dos o tres años. El hecho de que ya lleven diez años buscando a su compañera inquieta a las cabezas de las grandes familias y comprende el porqué.

Los reyes Lycans deben asegurar su reinado con al menos dos herederos, pero él todavía no tiene ninguno.

Y los bastardos Vampil lo ven como una debilidad atacando sus fronteras, esperando el momento para crear una guerra.

Después de todo, esos chupasangres viven de eso. Es su mayor fuente de alimento, generan guerras para poder alimentarse de sus prisioneros.

No puede darles el gusto, no los dejará comenzar una guerra por su defecto. No podría perdonarse sacrificar la vida de su gente solo porque la Luna lo ha desamparado.

Roja sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora