12

7 2 0
                                    

1. Sorpresa

Alcan observa a la Ruzus con sorpresa.

No tiene sentido, ella debería estar en el recinto resguardado por una veintena de guardias bien entrenados y armados, sin contar el hecho de que estaba encadenada a una camilla de manos y pies y herida.

Verla parada en la habitación del rey, es lo último que hubiese esperado del inusual llamado de su Alfa a su dormitorio en esa noche.

Delar debería estar con su compañera en este momento, no con la humana.

Eso explica su enojo, obviamente el trabajo interrumpió la ceremonia de su rey.

Y todo por su descuido, esto podría incluso terminar con el cariño de su Alfa hacia él. Es inaudito e imperdonable que por su culpa su Plenilunio ha sido interrumpido.

— No, entiendo— se explica Alcan— No sé cómo se escapó mi sujeto de prueba del recinto, pero puedo jurar por mi vida que no volverá a pasar— promete.

Delar lo mira furioso. Obviamente, eso no es suficiente, tal vez deba sacrificar a la humana para calmar su ira y la de su reina. Eso es una pena, todavía quedan muchas preguntas en su mente y muchas muestras que deseaba obtener con ella en vida. Hasta el momento solo obtuvo muestres de su piel y sus músculos, además de una buena dotación de su inusual sangre, aunque todavía le falta ver cómo son sus huesos y viseras, como funciona su corazón y su cerebro. Y eso sin mencionar que todavía no descarta que la humana tenga poderes, tal como indican los mitos. Pero tratándose de su Alfa, aunque le duela, la pérdida es un sacrificio menor que está dispuesto a hacer.

— Lo siento— continúa Alcan— mi deseo mezquino de conocimiento me ha cegado momentáneamente, entiendo que las cosas no pueden quedar así, si tú y mi reina lo desean pueden acabar con su vida, como más les venga en gana. — resuelve rendido.

Al escuchar eso, Naria se aterra. Al parecer Delar no solo es de la realeza, ¡es el maldito rey! Y está casado, aunque esto no le sorprende a Naria es guapo, fuerte y al parecer poderoso, es normal que ya tenga alguien a su lado. Tal vez es la pelirroja de la celda, después de todo ellos la interrogaron juntos. A pesar de que no se veían como una pareja, considerando la belleza de la pelirroja, sería algo comprensible, aunque por algún motivo eso la molesta.

Esto es el colmo, aquí está ella viendo cómo dos dementes deciden su inminente muerte y solo siente celos de una mujer, y no cualquier mujer, sino una con una belleza que ella ni en sus sueños podría superar. Y por un hombre que solo quiere verla muerta. Tal vez ellos no son los únicos locos en esta habitación.

Delar mira hacia Alcan luego de escuchar su propuesta de asesinarla a modo de ofrenda a sus reyes. Pero él reacciona de una forma inesperada, agarrando con violencia el cuello de Alcan y golpeando su cabeza con la puerta, manteniéndolo allí, ahorcándolo.

— No estoy para bromas— le avisa furioso Delar.

Pero Alcan lo mira con sorpresa sin entender qué sucede.

— Lo siento— dice Alcan con dificultad por la presión en su cuello — no comprendo —

Delar lo mira furioso cuando le explica — ¿Vez a alguien más además de ella en este lugar?—Alcan confundido, gira su cuello con dificultad, pero no hay nadie más, son solo ellos tres en la habitación. Al notar eso niega aún confundido— ¿Y piensas que después de encontrar el aroma de mí compañera la dejaría sola?—

— No, claro que no—contesta Alcan y la comprensión lo invade como un golpe de martillo en su cabeza— No es posible— índica mirando anonadado a Delar.

Pero él solo lo suelta mientras se gira para mirar a Naria.

—Claro que es imposible, esto solo puede ser un engaño, una artimaña causada por una vil y repugnante criatura—

Obviamente, esas últimas palabras van dirigidas a Naria, lo cual no augura nada bueno para ella.

Alcan masajea su cuello mientras vuelve a pararse derecho y mira hacia Naria con asombro.

—Eso es una explicación posible —dice con voz ronca.

—No es posible, es la única qué hay— le corrige Delar — Y tú te encargarás de desactivar lo que sea que esté haciendo con mi mente—

"Un momento" piensa Naria, "yo no estoy haciendo nada". Esto es un error, ella solo estaba huyendo. No está relacionada con ningún tipo de confabulación contra el demente rey. Pero duda de que siquiera escuchen sus palabras.

— ¿Qué sugieres?— le pregunta Alcan.

—Obligarla a cesar sus acciones sobre mí, utiliza cualquier método, torturarla, desmiémbrala, no me importa si muere en el proceso, solo has que pare— su voz tiene odio y rencor dirigido hacia Naria.

Alcan sopesa sus palabras, pero a pesar de que podrá conservar su sujeto de prueba, ya no hay alegría en él.

—Delar y ¿si estás en un error?— pregunta con paciencia esperando soportar la furia que despertara en su rey esas palabras.

— ¿A qué te refieres?— inquiere Delar con su paciencia al borde del final

—Solo intento mantener todas las opciones posibles— aclara Alcan —y si no es un engaño, las consecuencias de lo que me pides podrían ser fatales— le informa a su amigo.

— ¡Ese no es el caso!— grita furioso el Alfa— No pierdas tu tiempo pensando en ello y haz tu maldito trabajo— le indica furioso — es una orden— agrega fríamente mientras la mira.

Alcan traga ante esas palabras, es la primera vez que su amigo le ordena hacer algo, y, aun así, no cree ser capaz de cumplir con ello.

El panorama es sobrio, a pesar de todo el daño que le ha causado a la humana, no hubo saña en ello, solo lo hizo por la ciencia, pero ahora, considerando la posible posición de ella, no hay forma de que pueda siquiera arrancarle un cabello de su cabeza sin miedo, ni culpa, mucho menos torturarla ni matarla, después de todo si la reina muere el rey también.

Roja sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora