La primera vez que Joo Heon vio una sirena, tenía ocho años.
Estaba en un acuario, pero no en uno de esos con tanques grandes y tristes que le hacían sentirse mal por esas pobres criaturas marinas. Era el mar en sí mismo, lo que él había visto, en una instalación construida bajo el agua. Una serie de túneles, llenos de ventanas de cristal donde podían verse todo tipo de animales marinos, desde pequeños peces hasta tortugas marinas, tiburones o ballenas.
Luego apareció, de la nada, y desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Pero Joo Heon lo supo.
Joo Heon supo que lo que había visto era una sirena, un niño de su edad con una cola de pez.
Por supuesto, nadie le creyó cuando lo contó, pensaron que Joo Heon era solo un niño con demasiada imaginación, pero Joo Heon no tenía ninguna duda. Al menos, no hasta que se convirtió en un preadolescente y comenzó a pensar lo mismo que esos adultos le habían dicho: las sirenas no existían, por lo que era imposible que él hubiera visto una. Pero... ¿y si, de hecho, sí que existieran?
Joo Heon terminó descubriendo la verdad sobre esa pregunta años después, de la manera más inesperada.
Pero antes de eso, antes de dejar de creer en la existencia de las sirenas, pasó tres años enteros de su vida buscando a ese chico con cola de un pez. Nunca le encontró, ni siquiera una vez le vio en esos tres años donde fue, día tras día, a la orilla del mar en busca de alguien que todos le decían que no era real.
El primer día, se saltó sus clases extraescolares de canto, que eran justo después del colegio, y cogió un autobús que le dejó cerca del mar, cerca del lugar donde, bajo el agua, había visto a esa sirena. Podría tener solo ocho años, pero él y su familia iban en autobús a todos lados. Él sabía dónde iba cada línea, y sabía cómo averiguar cómo llegar a cualquier lado cuando desconocía esa información.
Las primeras tres veces que fue, lo hizo sin permiso y sin decirle a nadie a dónde iba, pero, el segundo día, su hermano mayor, Ho Seok, notó su ausencia. Le regañó cuando Joo Heon volvió a casa, diciéndole que le había pegado un susto de muerte porque le había buscado por todas partes y no había podido encontrarle. Había estado muy cerca de llamar a la policía, cuando Joo Heon apareció en casa como si no hubiera desaparecido durante las casi dos horas donde se suponía que debía estar en su entreno de fútbol. Él le dijo a su hermano de 15 años que había ido a buscar a esa sirena, y aunque Ho Seok le rogó que no lo hiciera de nuevo, cuando Joo Heon desapareció al día siguiente, supo dónde buscarle.
Ho Seok sabía que debió haberle dicho a su madre lo que estaba pasando para que ella pudiera castigar a Joo Heon, pero cuando Joo Heon, en la orilla del mar, comenzó a llorar y le rogó a Ho Seok con tanta angustia que le dejara quedarse, como si estuviera realmente desesperado por encontrar a esa sirena, no pudo hacerlo. Así que comenzó a llevarle allí, todos los días después de los extraescolares de los dos. Solo una hora, a veces dos, pero lo suficiente para que Joo Heon estuviera feliz e hiciera siempre todo lo que Ho Seok le pedía que hiciera, así que Ho Seok pensó que valía la pena.
Joo Heon solía dejar regalos para la sirena, todos los días que podía, a veces en forma de objetos, otras veces en forma de comida. Incluso si eso último sucedía menos, ya que Ho Seok casi nunca le dejaba hacerlo, y cuando lo hacía no dejaba que Joo Heon dejara el envoltorio allí, solo la comida, y en pequeñas cantidades.
Joo Heon había estado obsesionado con los animales acuáticos desde siempre, pero entonces también se obsesionó con las sirenas. Los niños de su edad pensaban que las sirenas eran alucinantes, así que Joo Heon fue feliz. Pero los niños crecían, y una vez Joo Heon tuvo 11 años, sus compañeros de clase y amigos comenzaron a pensar que su obsesión con las sirenas era extraña. Había dejado de hablar de ellas, entonces, sintiéndose fuera de lugar y estando asustado de que sus compañeros se burlaran de él. No mucho después de eso, había dejado de pedirle a Ho Seok que le llevara a la orilla del mar. "Pero ¿qué hay de tu sirena?" había preguntado Ho Seok, confundido. "¡Las sirenas no existen, idiota!" gritó Joo Heon, antes de cerrar la puerta de un portazo. Ho Seok había pensado que Joo Heon iba a terminar siendo un adolescente insufrible, y, oh, Joo Heon de hecho había terminado siendo un adolescente insufrible.
ESTÁS LEYENDO
A child searching for a star » Joohyuk. MONSTA X
RomansJoo Heon tenía ocho años la primera vez que vio una sirena. La buscó y la buscó sin parar desde entonces, hasta que un día se dio cuenta de que lo que había visto no podía ser real. Pero su sirena era real, y años más tarde reapareció en su vida par...