Capítulo Tres

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Picky


















Casa de Chiquete Orozco, Guadalajara

Gilberto! Le puedes apurar?! Tengo que llegar a las once, y ya faltan quince — gritó estresada Jael, odiaba la impuntualidad.

— Ya voy! — respondió su hermano seis minutos mayor entrando a la sala principal, donde ya lo esperaba su gemela para irse.

El primer día de trabajo se había llegado para la menor de los Orozco y se encontraba muriendo de nervios. No solo ejercería su título, si no que también serviría al equipo que tanto amaba, por lo que lo único que quería era ser la mejor en su profesión. Sin embargo, la usual falta de organización de su gemelo estaba irrumpiendo sus planes.

Con esfuerzo, llegaron cinco minutos antes de las once, y se llevaron las miradas de los miembros de el equipo médico de Chivas.

— Se conocen, Dra. Jael? — cuestionó un hombre de ojos azules.

— Así es, señor. Es mi hermano gemelo.

— Vaya! Que sorpresa. Nunca nos habías dicho que tenías una gemela, Chiquete.

— Digo, tampoco era un secreto. Mientras estaba en inferiores ella siempre me acompañaba a mis partido y entrenamientos, algunos se acordaran — dijo Jesús.

— Bueno, podemos proceder con nuestras labores? — habló ahora Jael.

— Por favor.

Cada quién se fue a sus puestos de trabajo, y a la joven doctora le entregaron los informes de los jugadores que estarían bajo su cargo. La lista se conformaba por ocho jugadores: Cisneros, Brizuela, Beltrán, Mozo, Briseño, Calderón, Vega, y González. Si, lamentablemente le tocó su fastidioso pretendiente.

Los de la lista empezaron a llegar, empezando por Brizuela, quien aún recordaba a la muchacha con ternura.

— Cerebrito! Cómo estás?! Que chido que vas a trabajar acá!

Luego, le siguió Cisneros.

— Mucho gusto, Dra. Jael Orozco, pero dígame sólo Dra. Jael — se presentó educadamente la graduada de Yale.

— Un placer, Ronaldo Cisneros.

Después Vega.

Pinche Jael! Como andas!

Y los otros tantos más, hasta llegar al menos deseado.

— Veo que me extrañaste, mi Jayita. Cómo estás, mi morenita preciosa? — preguntó cariñoso Alan.

— Estamos en un ambiente laboral, Mozo. Compórtate. Alguna molestia?

— Si, que no me aceptes una cita.

— No tengo tiempo para novios, Mozo. Y mucho menos con un futbolista — contestó sería la joven.

— No todos somos malos, sabes? O acaso tu hermano es malo?

— No, más a mi hermano lo conozco de toda la vida y se sus principios, los de los demás no. No insistas, Alan. Te aseguró que habrán muchas mujeres mucho más guapas que yo interesadas en ti — afirmó mientras estiraba la pierna de el jugador.

— Pero acaso ellas son la Dra. Jael Galilea Orozco Chiquete? No. Así que no pararé hasta obtener un si.

Pasaron alrededor de veinte minutos en silencio después de esta frase, y se quedó retumbando en la cabeza de la morena.

— Jayita, te propongo una apuesta.

— A ver, dime — dijo la nombrada haciendo seña de molestia.

PICKY - Alan MozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora