Capítulo Siete

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Picky















Estadio Akron, Guadalajara

Así termina el clásico nacional! Cuatro a dos con victoria de las águilas — se oyó en el estadio de las Chivas.

El equipo tapatío acababa de ser humillado en su propia casa, y para empeorarlo todo, Jael estaba cara a cara con su ex. Cínicamente, el jugador de el Ámerica se acercó a ella a "pedir una gaza", ya que según el, se habían terminado las de sus fisioterapeutas.

— Lo siento, pero no tengo permitido hacer lo que me pide. Puede preguntar a él encargado de los útiles médicos si le puede dar sobras.

— Jael, solo es una gaza. Por favor.

— Le pido que no me hable de tu y mucho menos por mi nombre. Soy la doctora Orozco, mucho esfuerzo me costó como para que un confianzudo venga y me hable así. Ya le dije lo que puede hacer, allá está el utilero.

— Que sangrona eres, pensé que habíamos quedado bien. Solo quería ver cómo estás.

— Seré sangrona, más no soy una infiel. Obvio que no quedamos bien, perdí años en ti y a ti no te importó. Ahora, me retiro, tengo cosas que hacer.

— Jael! Al fin te encuentro, hermosa! — gritó Sebastián corriendo hacia ella.

— No cabe duda que eres una interesada, vas de futbolista en futbolista — escupió el ex novio de la doctora.

— Que te pasa, estúpido?! Quien te crees para hablarle así? Discúlpate con ella! — dijo con odio Sebastián, tomando por el cuello a Alejandro.

— Es la verdad, wey. Es una puta, te va a dejar cuando encuentre a alguien mejor — al decir eso, el rostro de el estadounidense fue golpeado por el jugador de Tigres.

— Sebastián! Para! Te meterás en problemas! Jesús, ayúdame! — pidió Jael. Rápidamente llegó su hermano junto a Alan, y separaron a los miembros de la pelea.

— Que pedo?! Qué pasó?! — preguntó gritando el gemelo de la morena.

— Este ojete le dijo puta a tu hermana! Suéltenme! Lo voy a matar! — exclamó lleno de ira Sebastián.

— Hijo de tu perra madre! Ahora si te la ganaste! — habló ahora Alan, soltando a Sebastián y tirándose a golpear a su rival.

Sorpresivamente, Jesús mantuvo la calma y volvió a apaciguar las aguas. No era la primera vez que peleaba con un idiota, por lo que prefirió no perder su tiempo, ni mucho menos arriesgar su trabajo o el de su hermana.

— Ya! Ya párenle! Este pendejo no lo vale!

— Son unos salvajes! Los voy a denunciar! Sus carreras aquí se acaban! — amenazó Zendejas.

— Te voy a decir lo que va a pasar. Te vas a ir, y vas a decir que te asaltaron. Esto se va a olvidar, y en tu perra vida vas a volver a acercarte a mi hermana. Como tú vayas, y abras tu inútil hociquito vamos a hacer público que agrediste a mi hermana sin ser provocado, y eso, te va a dejar peor a ti. Si sabes lo que te conviene me vas a hacer caso, Alexito, tú sabes cómo soy — afirmó el número trece de las Chivas.

Alejandro sabía muy bien que con los Orozco no se juega. En especial si se trataba de Jesús defendiendo a su hermana. A pesar de ser cuatro años menor que su ex cuñado, el gemelo de Jael se encargó de propinarle una paliza cuándo descubrieron su infidelidad, la cual lo dejó con una costilla rota. No conforme, Jesús se encargó de que Alex no tuviera minutos en Chivas, poniendo trabas para que el
mexico-americano no se desenvolviera bien.

PICKY - Alan MozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora