Todo comenzó una noche de fiesta con mi amiga. Yo le había dicho a mis padres que me quedaba a dormir en
casa de mi amiga Laura, y ella le había dicho lo mismo a los suyos. Y sí, no solíamos mentir a nuestros padres, por raro que parezca, por eso no hablaron entre ellos y descubrieron la verdad.Nos fuimos a una discoteca que estaba de moda entre los adolescentes de nuestra edad, aunque con 17 años
no nos dejaban entrar, nosotras teníamos un carnet falso, que nos había conseguido un chico del instituto, en el que cambiaba la edad a 18 años. Así que nos arreglamos como si fuéramos adultas y llegamos a la disco.Música a todo volumen, luces brillantes, chicos y chicas bailando y bebiendo como si no hubiera un mañana...
Como dos adultas que aparentábamos ser nos pedimos unos cubatas de ron con cola, algo fuerte para
empezar la noche, pero era nuestra última noche de fiesta antes de empezar el instituto y queríamos disfrutar como nunca lo habíamos hecho.Bebimos un par de cubatas, y bailamos muchísimo con dos chicos que conocimos allí mismo. Eran mayores que nosotras, pero no nos importaba, como dije antes, solo queríamos divertirnos.
Entonces lo vi. Alto, moreno, ojos azules y guapísimo. Llevaba unos pantalones negros y una camisa azul algo
desabrochada, dejando ver algo de músculos en su pecho. Sin pensarlo, le dije a mi amiga que iba al baño y, sin dejar que me respondiera, salí casi corriendo. Torpe de mí me tropecé con el chico guapo, dejando caer parte de mi tercer cubata sobre su pecho.- ¡Oh! Lo siento – le dije mientras torpemente intentaba secar el alcohol derramado en su pecho y sin
mirarlo a la cara. Me moría de vergüenza...- No importa – lo miré y me sonrió.
A mis 17 años, inexperta total en el amor, me creí enamorada. El chico guapo se presentó con el nombre
de Pablo. Bailamos, hablamos de cosas sin importancia, bebimos, nos besamos...
Sin lugar a dudas, fue una de mis noches favoritas. Nunca la olvidaré.Las horas pasaban y no sabía dónde estaba mi amiga, ni con quién. Pero la verdad, en ese momento no me
importaba. Sólo quería disfrutar del chico guapo con el que estaba disfrutando tanto de esa noche de fiesta.- Se hace tarde –me dijo en el oído – ¿Te acompaño a casa?
- Claro –dije sin pensar.
Cogidos de la mano, como si fuéramos novios, fuimos al aparcamiento a buscar su coche, tenía un Cupra negro.
Nos metimos dentro del coche y lo besé en los labios. Empecé a sentirme un poco mareada, todo a mi alrededor se movía sin parar. Podría decir que no recuerdo el viaje en coche, ni si hablamos por el camino. Sólo recuerdo que me desperté en una habitación y en una cama que, obviamente, no era la mía.-¿Dónde estoy? –murmuré.
-Buenos días – me saludó el chico guapo que conocí anoche en la disco. –Por fin despiertas.
Sin pensarlo, me levanté de la cama y fui a la silla que tenía justo enfrente. Cogí mi bolso y saqué mi móvil. Diez llamadas perdidas de Laura y tres mensajes. Ahora sí que estaba algo asustada. ¿Habría pasado algo? ¿Dónde estaba ella y con quién?
El hombre misterioso me miraba algo confundido.
-¿Ocurre algo?
-Mi amiga me ha llamado diez veces... –le dije –Necesito saber si le ha pasado algo.
-Prepararé el desayuno –fue hacia la puerta de la habitación –Te veré abajo.
Al salir de la habitación llamé a mi amiga.
-¿Laura? –realmente estaba muy preocupada –¿Ha pasado algo?
-¿Sara? –me gritó –¡Hasta que por fin das señales de vida!

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Mi profesor
Любовные романыUna noche, en una disco, conocí a un chico guapísimo, y claro, con 17 años, e inexperta total en el amor, me creí enamorada. Días más tardes descubro que, el chico del que me enamoré a primera vista, es mi nuevo profesor. Estoy en mi último año de i...