Capítulo 8: Confundida.

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Después de colgar llamé a Marta y le pregunté si tenía el número de Pablo. Para mi sorpresa sí lo tenía y me lo dió sin hacer preguntas.

-¿Sí? –por un momento pensé en colgar por miedo.

-¿Pablo? Soy yo, Sara.

-¿Cómo tienes mi número? –preguntó.

-Marta me lo ha pasado. ¿Te molesta?

-No, para nada –se apresuró a decir.

-¿Sigue en pie ese café?

Por supuesto me dijo que si y quedamos en una cafetería cerca del colegio. El colegio quedaba cerca de mi casa, así que en diez minutos estábamos sentado en la mesa y con un delicioso café por delante.

-Me sorprendió mucho tu llamada, no me lo esperaba.

-Lo sé, yo también me sorprendí de llamarte.

-Pero me alegro que hayas querido quedar para que hablemos.

-¿Qué querías decirme? –pregunté para ir al grano.

-Quería explicarte como fueron las cosas y que me contaras cómo te ha ido en tu vida.

-Mi vida es lo de menos, no es un tema que venga a cuento –bebí un largo sorbo de mi café -¿Explicarme qué?

-Te llamé –dijo mirando a su café –Pero nunca me contestas ninguna de mis llamadas, tampoco a los mensajes...

-Cambié de número después de hacer mis exámenes.

-Me arrepentí de todo en el mismo momento en que saliste por la puerta...

-¿Para qué me cuentas esto ahora?

-Porque antes no he podido hacerlo.

-No tiene sentido –puso su mano encima de la mía.

-Sara, para mí si tiene sentido. Fui un tonto y dejé escapar lo más maravilloso que tenía en mi vida...

-Pablo –lo interrumpí –Tengo novio y voy a casarme con él –le mostré mi anillo pero con una expresión seria.

-¡Ah! –parecía triste y sorprendido al mismo tiempo –Felicidades. Me alegro mucho por los dos.

-Si lo que pretendes es que te perdone y que seamos amigos, tranquilo, te he perdonado hace mucho tiempo. No te guardo rencor –terminé de beber mi café y me puse de pie –Pero prefiero que sólo seamos compañeros de trabajo.

-Lo entiendo, yo...

Pero no dijo nada.

-Yo pago los cafés, dije que te invitaría, ¿no? –me guiñó un ojo.

-Nos vemos en clases, profe –le dije y salí de allí prácticamente corriendo.

¿Qué era esto que estaba sintiendo? ¿Lo seguía queriendo? ¿Me seguía importando como siempre me importó?

Se supone que esa cita era para quitarme todas estas dudas que me estaban matando por dentro, aunque ahora me sentía más confundida que antes.

-" Fui un tonto y dejé escapar lo más maravilloso que tenía en mi vida..." Sus palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza.

Me metí en el coche y me fui rápido a casa intentando no pensar en nada.

Por la noche me llamó Diego y me dijo que estaba cansado del trabajo, que iba a dormirse rápido. Cosa que yo agradecí, no tenía ganas de verlo y tener que fingir que todo estaba bien. Tampoco tenía ganas de darle explicaciones sobre Pablo y mi "cita" con él. Porque nada estaba bien. Cada vez estaba más confundida con todo. Le dije que mi día había ido bien y le conté algunas de las cosas que hicieron mis niños en clase. Nos despedimos y me metí en la cama.

¿Qué siento por Diego? ¿Qué siento por Pablo? ¿Me quiero casar?

He pasado momentos muy bonitos con Diego pero lo que sentí por Pablo no lo he llegado a sentir por nadie. Siento que a Pablo lo amé con el alma pero, ¿amo a Diego? Lo quiero muchísimo, pero no lo amo. Entonces, ¿por qué dije que sí me casaba? ¿Sin amor? Todo empezaba a darme vueltas. No podía pensar con claridad. Necesitaba a mi amiga para hablar...

-¿Estás despierta?

-Sí, aún no me fui a dormir –me dijo -¿Qué te pasa?

-He ido a tomar un café con Pablo y hemos hablado. Pero ahora estoy más confundida que antes.

-Empecemos por el principio –me dijo con calma -¿Qué sentiste al volver a verlo?

-No lo sé.

-No me digas "no lo sé, piensa la respuesta a mi pregunta.

-Fue algo extraño. Por un lado me alegré de volverlo a ver. Ha cambiado un poquito pero lo vi igual de guapo que siempre. Por otro lado me dio rabia al pensar en todo lo que pasamos y que no luchó por mí...

-¿Qué te dijo en la cafetería?

-Me dijo que... que fue un tonto y dejó escapar lo más maravilloso que tenía en su vida...

-Vaya, empezó fuerte por lo que veo. ¿Qué más?

-No lo dejé hablar. Le enseñe mi anillo y le dije que me iba a casar.

-¿Por qué hiciste eso? Tenías que haberle preguntado que qué quería y qué sentía por ti. Haberle preguntado por qué no lo luchó por ti en su momento. Por que hizo ese trato con el director y por qué se apartó de tu vida. Por qué no te llamo ni te buscó...

-Eso si me lo dijo –la interrumpí –Cambié de número, ¿recuerdas? Dice que me llamó y me mandó mensajes, cosa que nunca recibí. Seguramente fue cuando me cambié de número y de teléfono.

-Eso fue antes de irte a estudiar fuera –recordó ella.

-Sí, al terminar mis exámenes.

-Tendrás que volver a hablar con él con calma.

-No quiero volver a hablar de tema...

-Sara, ¿quieres saber lo que sientes por él? Hasta que no soluciones las cosas y te aclares no vas a estar feliz y tranquila, como deberías estarlo por tu futura boda.

-Lo sé, pero...

-¿Has hablado con Diego? ¿Le has contado todo?

-Hablé con él por teléfono hace poco pero no le he contado nada. No sabría qué decirle.

-Deberías decirle la verdad.

¿Cuál era la verdad? Estaba prometida con un hombre maravilloso, pero no me sentía feliz como debería.

Mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora