Capítulo 3: Los titanes

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Hace horas que Garras y Colmillos habían dejado atras el "campo de los ornitópodos" y no sabían dónde estaban ni a dónde iban. Estaban en medio de una gran pradera verde y en la isla mira tú que no hay praderas verdes.

-¿Cuánto falta?- preguntó Colmillos.

-Menos que antes- dijo Garras.

-Tío- dijo Colmillos refunfuñando.

-¿Qué quieres?- respondió Garra

-Siempre me dices menos que antes- dijo Colmillos.

-Es que ya me lo dijiste 20 veces en 5 minutos- dijo enfadado Garras.

-Esto hace que piense en una sola cosa- respondió su hermano.

-¿Comer?- preguntó Garras.

-¿Qué?, no- respondió Colmillos.

-Es que la frase "cuánto falta" es la segunda que más has dicho estos últimos 5 minutos,- respondió Garras- la primera es "tengo hambre".

-Tienes razón en lo que tengo hambre, pero no es en lo que me hace pensar,- hablo el raptor de grandes dientes- es que me da la impresión de que no tienes ni idea de dónde estamos.

-¡Sí sé dónde estamos!- se defendió el acusado.

-¿Dónde estamos?- preguntó el acusador con una sonrisa de oreja a oreja.

-Estamos en una isla- dijo nervioso Garras.

-Se un poco mas especifico, que eso ya lo se- exigió Colmillos.

-Estamos en una pradera- dijo Garras mas nervioso aun.

-No me digas- dijo con sarcasmo Colmillos.

-Vale, no tengo ni idea de donde estamos- afirmó su hermano.

-Lo sabía- dijo Colmillos.

Luego, las dos crías de velociraptor siguieron andando sin saber si iban a al paraíso o el lugar más escalofriante del tartaro. Un silencio recubrió toda la planicie siendo roto solo por los pasos de los dos hermanos. Pasaron 1 o 2 horas andando. De vez en cuando, los velociraptores se hablaban entre sí por aburrimiento, aunque las conversaciones no duraban mucho ya que no había ningún tema de conversación. Cuando se quisieron dar cuenta, habían dejado atras el extenso campo verde y luminoso donde estaban y se vieron rodeados de un bosque oscuro y tétrico, no había ningún árbol con hojas de ese color verde que aunque no lo parezca eran muy importantes aunque no eran comestibles para ellos, eran árboles desnudos y pequeñas ramas se caían y movían por el viento dando la sensación de que había una bestia acechando.

-No aguanto más, tengo hambre- protestó Colmillos.

-Pues vamos a comer,- contestó Garras con unos 5 lagartos que cogió de la cola- los cogí por si acaso de esa roca.

-Por eso eres mi hermano favorito- dijo Colmillos.

-¿Acaso tienes otro hermano?- le preguntó.

Los hermanos se zamparon 4 de los 5 lagartos, pero seguían con hambre y Garras partió el último lagarto por la mitad y de ese lagarto chorreaba tanta sangre que creaba un charco de sangre en el suelo. Los hermanos notaron que del charco de sangre salían ondulaciones en círculo y empezó a temblar el suelo. ¡¡¡PUM!!!¡¡¡PUM!!! Se acercaba un monstruo. Los hermanos escucharon varios ruidos y se dieron cuenta que no era uno, ni dos, sino más.

-¿Qué es eso?- preguntó Colmillos asustado.

-Cállate,- dijo Garras susurrando- son varios y miden 8,5 metros de longitud , no hagas ruido.

Garras y ColmillosWhere stories live. Discover now