Capítulo 11

4 2 0
                                    

Título: ¡Sorpresa, sorpresa!

Pov Rubí

— Es el máximo valor pronosticado por los historiadores de la época, y que es logrado por nada más que un periodo largo de… — volví a determe exactamente en el mismo lugar dónde no hacía dos minutos atrás estaba rectificando la palabra. Empezaba con d, eso lo sabía pero aprenderme un contenido antes de que me aplicaran una evaluación jamás se me había dado tan mal — ¡Era d maldita sea! — exclamo con fuerza potente y los transeúntes que me observan en la abultada avenida me interrogan con curiosidad.

«Mi locura es el entrenamiento de ellos»

Pienso un poco acerca de mi acción de gritar en público, y comprendo que fue muy mal de mi parte. Pero la dichosa palabrita del contenido de Historia no se me acaba de alumbrar en el cerebro. Era con d, eso es todo lo que sé.

— Una relación como esa no es durable, amiga mía. Consíguete un mejor partido ¿Sí? — escucho de pasada una conversión entre dos amigas y de repente una bombilla encandecente se me ilumina en el cerebro.

— ¡ES DURABILIDAD! ¡POR SUPUESTO! — vuelvo a lanzar unas palabras enérgicas en la vía pública, y por supuesto, la respuesta de los desconocidos peatones vuelve a ser la misma. Excepto porque el grupo de amigas que me habían ayudado estaban un poco enojadas, tal vez porque había escuchado de antemano su conversación.

Me alejo con cuidado medido de ese lugar, y decido comenzar a acelerar para entrar al colegio. Nunca he sido de las que van tarde a clases. Y no es por coger esa manía que sí es típica de Stephen.

Siento vibrar el móvil en mi bolsillo trasero, y chocando sin ninguna intención con tres personas a la vez, es que decido detenerme y confirmar qué ser humano estaba detrás de su teléfono, molestando a tan temprana hora de la mañana.

— Pero por supuesto que tenías que ser tú. En realidad, no sé ni cómo no me lo esperé. ¿Para qué molestas? — le pregunto enojada a un Stephen que se demoraba horas en contestar mi pregunta.

— No estoy bien Rubí — me contesta con un suave y casi imperceptible susurro. Se notaba muy ronco y fatigado —. Creo que estoy enfermo de muerte.

— ¡Oh por Dios! No seas un mentiroso ¿Sí? Puedes estar enfermo pero tampoco de muerte. Eres un timador.

— Si tener 40 de fiebre, vómitos cada 15 minutos y un largo proceso de deliramiento es normal pues ven acá y dímelo de frente.

— Pues se vé que estás muy mal, porque «deliramiento» no existe. Y ni idea, pero si eso que dices es verdad — cosa que dudo porque eres muy engañoso — pues dejo de ir hoy a la escuela y te hago una visita durante todo el día. En serio Stephen ¿Estás así de mal?

Me preocupa su estado de salud, aunque en realidad no me creo 100% eso que dice. Step muy pocas veces se ha enfermado en su vida, si acaso unas 4 veces en su expediente, pero estoy consciente que cuando le pizca una enfermedad, se pone realmente mal. Preferiría que se enfermara al menos una vez al año que tener que verlo en “estado de muerte”.

— ¿Qué si estoy bien? Eso sería mentirte gravemente, pero no cómo para que faltes a clases. Wendy se fue al colegio y sabes que mamá no puede faltar al trabajo, o de lo contrario no contaremos con comida al menos hoy. Es complicado pero ya me las apaño yo aquí sólo. Sé que debo descansar y nada de esfuerzos. Te ahorraré que me tengas que decir lo típico, ya no soy un niño. Pero si quisiera que me justificaras en la escuela. No soy de faltar y lo sabes.

— Lo sé — le contesto gravemente y un tanto ida. Es posible que después de todo Step esté bien, pero no me gusta su voz, ni sus síntomas. Me paso después de clase por su casa, pero estoy segura que la palabra «durabilidad» no se me va a mantener con tanta frescura en mi mente después de esta mala noticia —. Se lo diré a Laila. Y por favor Step, nada de…

Trío DinámicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora