7._Pozo.

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Mientras Bills miraba a Mary desde la ventana, Dai lo miraba a él desde la cama. Daba la impresión de tener toda su atención puesta en el libro que sostenía, pero hacía rato estaba pendiente del doctor que le había comentado la muchacha y su hijo menor estaban en el jardín.

-Ignorela por favor- le pidió bajando el libro a su regazo- Lo que ella y yo vinimos a hacer a esta casa no es asunto suyo.

Bills lo miró serio, pero no ofendido.

-Sus asuntos no me interesan- le contestó apartandose de la ventana para meter las manos en los bolsillos de su bata e ir hacia él.

-No tiene de que preocuparse. Usted saldra de esto limpio de toda mancha, si se apega al trato- le dijo Dai al tenerlo a su costado.

-Sí a usted no le importa exponer a su hija adoptiva ¿Por qué tengo que confiar en que me mantendrá a salvo a mí?- le cuestinó Bills inclinandose un poco para verlo a los ojos.

-Porque no tiene otra opción- le contestó Dai sonriendo de forma tan amable que era perturbador verle.

Antes de que el doctor pudiera replicar un golpe en la puerta intervino haciendo que ambos tomarán sus papeles.

-Adelante- le dijo Bills a quien estuviera en el corredor.

La persona que entró fue Marcarita. Ella no había visitado a su padre hasta ese momento y pareció más curiosa que cualquier otra cosa. Avanzó con calma hasta la cortina de plástico tras la cual estaban Dai y aquel médico que la miraba como si estuviera viendo un espécimen raro. A él le preguntó si estaba bien acercarse obteniendo una seca afirmación. A paso lento y con una expresión de niña en busca de satisfacer respuestas, Marcarita llegó al costado de la cama de su padre y se inclinó sobre él como si quisiera corroborar que realmente estuviera inconsciente.

-Parece que solo está dormido- comentó y luego le hundió el dedo en la mejilla derecha como si lo hiciera en un pastelillo de merengue- Me preguntó si sentirá algo de lo que pasa a su al rededor.

Marcarita apoyó los brazos en el borde de la cama para seguir jugando con la faz de Dai en una postura más cómoda. Cuando Bills estuvo apunto de pedirle que dejara de hacer eso, la muchacha notó el libro sobre la cama y se olvidó de lo que hacía para tomar aquel texto entre sus manos.

-¿Poesía?- exclamó con duda y miró a Bills.

-La señorita Mary le lee ese libro- le indicó el doctor. No quería que ella u otra persona pensará a él le gustaban esas cursilerías.

-¿A mí nueva hermana le gusta la poesía?- preguntó Marcarita, pero como a si misma, abriendo el libro para echar un vistazo.

"Cada día el silencio del cuarto solitario se cierra sobre el leve derroche de cada gesto
como el aire. Cada día la breve ventana se abre inmóvil al aire que calla. La voz ronca y dulce no vuelve en el fresco silencio..."

-Vaya gustos los de esta chica- comentó Marcarita después de leer los primeros versos de un poema que escogió al azar- Se llevaría bien con Sour ¿no lo crees así padre?- le preguntó a Dai mientras le apartaba un riso del rostro.

Ella siempre vio a su progenitor perfectamente peinado. En ese momento Dai tenía el cabello suelto y su melena rizada le daba un aspecto más cándido, menos formal y tendido en esa cama casi parecía un niño perdido en el tiempo.

-Tal vez debería leerte el periódico. Eso es lo único que recuerdo que siempre estabas leyendo- comentó soltando el libro para descansar la cabeza en el abdomen de Dai- Aunque posiblemente sería solo perder el tiempo ¿O usted que cree, doctor?

Quédate Muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora