-Esta hecho- exclamó el abogado dejando los documentos sobre la mesa del comedor en casa de Mary.-¿No habrá ningún problema con esto?- le consultó Dai que estaba sentado a la mesa, descansando los codos sobre la madera y haciendo un triángulo con las manos. Tenía un aspecto algo cansado.
La luz del sol de invierno entraba por la estrecha ventana de cortinas amarillas, que el viento sacudía, y se derramaba sobre Dai dándole un aura dorada a su blanca camisa y albo cabello. Llevaba dos semanas viviendo con la muchacha que cruzada de brazos observaba la escena en silencio. Dai la miró de reojo, un instante, ella apartó la mirada de él poniendo las manos en su espalda y viendo hacia la puerta interior de la cocina. Su largo y negro suéter le daba a su pálido rostro el aspecto de una dama del siglo diecinueve. Llevaba esa melena anaranjada peinada con un cola a la altura de la nuca. Solía tomarse el cabello de esa forma en casa, fuera de ella lo llevaba suelto. Esas últimas dos semanas, Dai había aprendido varias cosas de ella.
-No señor- contestó el abogado con calma. Era un hombre mayor que se mostraba muy experimentado- La adopción de la señorita Mary es perfectamente legal. Desde hoy ella pasa a ser parte de su familia y tiene los mismos derechos que sus demás hijos.
-Muy bien- exclamó Dai apartandose de la mesa para ir a estrechar la mano del hombre y despedirlo- Espero contar con su discreción...
-Desde luego. En lo que a mí respecta, usted y yo no nos hemos visto desde que firmó su testamento- le respondió el hombre y se marchó despidiéndose de Mary como si lo hiciera de una mujer distinguida.
La muchacha acompaño al hombre hasta la puerta y luego volvió hacia la cocina. Dai ponía la tetera en la estufa. Era temprano y él no había desayunado. Estuvo esperando a su abogado desde hacían dos días.
-Me alegra que su madre haya aceptado- le dijo mientras buscaba una taza de té. Estaban muy por encima de su cabeza, por lo que desistió en tomar una.
-¿Qué madre se negaría a que su hijo se convierta en el heredero de un hombre rico?- le preguntó Mary yendo hacia a él para alcanzarle la taza y poner una para ella.
La mujer usaba té de hoja. Odiaba las bolsitas a menos que fueran de alguna marca exclusiva o exótica variedad. Tomó el recipiente dónde lo guardaba, también algo de canela, anís y clavo de olor para hacer una infusión. Dai se apartó para darle espacio.
-Tienes razón- admitió Dai que por primera vez desde que estaban viviendo juntos no la trato de "usted"- Tú fuiste más difícil de convencer.
-Estoy dispuesta a hacer muchas cosas, pero la mayoría no está motivada por algo tan vulgar como el dinero.
-Así que lo que te llevo a aceptar mi trato fue lo otro...
-Siempre estoy disponible a vivir una experiencia interesante, señor Dai. Quiero decir, querido padre...
-Me has recordado a alguien- rio Dai medio encogiéndose de hombros.
-¿A quién?- le preguntó Mary quitando la tetera de la estufa. Estaba hirviendo.
-A mi hijo Whiss- respondió Dai viendo por la ventana que daba al jardín y dejando a Mary bastante intrigada- Pronto lo conocerás. Lo más probable es que no se lleven muy bien al principio. Whiss no se toma bien que lo contradigan y tú amas ir en contra de la corriente. Pero con la que más problemas vas a tener será Vados. Ella es la más terrible de todos mis hijos.
Mary echaba agua caliente sobre su infusión mientras lo oía.
-De tal palo tal astilla dicen...
Dai se sonrió un tanto sarcástico al escuchar eso.
ESTÁS LEYENDO
Quédate Muerto.
Fiksi PenggemarPor un error médico es sepultado vivo, por fortuna es rescatado por una mujer, por decisión...Por decisión debe pensar que tanto vale la pena volver a vivir.