Axander

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-Nikolai amor, está listo el almuerzo, dije viendo a mi bebito de casi cuatro años, que jugaba en el arenero que Mew le había construido en el pequeño patio que tenía nuestra nueva casa, cuando había vencido al cáncer habíamos decidido empezar de nuevo y si bien nuestro departamento era relativamente nuevo, nos cambiamos a una casa con patio, para que Nikolai pudiera jugar y disfrutar.

Cuando esos posos achocolatados me miraron, mi corazón dio un salto y no pude evitar sentirme dichoso de tenerlo en mi vida, con una sonrisa me agaché y dejé que corriera a mi pecho, dónde estaba fuertemente asentado, dejando dos besos en sus mejillas lo cargué hasta la mesa y puse su plato favorito delante de él.

-Mami, ¿iremos a buscar a papi hoy?, dijo con su boca manchada de salsa de tomate –Quiero ver a tío First.

-Claro que si amor, dije limpiando su cara y sirviéndole zumo de frutas, cuando llevaba un año de remisión del cáncer Mew había decidido volver a entrenar, aun amaba el patinaje y claramente deseaba volver a competir, sin embargo, yo no quise hacerlo, la idea de volver a la rutina de un patinador profesional, no me animaba ni apasionaba como antes, así que decliné la idea, dedicándome a criar a mi bebito hermoso - ¿Quieres que patinemos un poco?

El asintió dando saltitos en su silla y volviendo a comer, haciéndome sonreír por su emoción, luego de la comida regaloneamos un poco en el sillón y después fuimos a darnos una ducha, así que cerca de las 18:00 íbamos caminando a la pista de patinaje, cada vez que salía con Nikolai, disfrutaba de su parloteo incesante e inocente.

Llegamos al recinto y el pequeño corrió lo más rápido que sus pequeñas piernitas le permitían y yo sonreí cuando llamaba entre risas a su padre, que al verlo patinó hasta llegar a su lado.

-No puedo creer lo grande que está ese cachorro, dijo mi amiga llegando a mi lado, con cariño acaricié su panza de 4 meses y disfruté del ligero movimiento que sentí –Estos niños crecen como locos.

-Así es, son maravillosos, dije viendo a Mew arrodillado, colocando los patines de Nikolai - ¿Cómo te has sentido?

-La presión esta siempre alta, pero trató de cuidarme mucho, dijo haciendo un puchero, claramente estaba preocupada de su embarazo –Por cierto, mi marido quiere hablar contigo, ¿crees que puedes verlo?

- ¿Cometí algún error?, dije bromeando con ella y viendo como Mew patinaba al lado de Nikolai –Iré de inmediato.

-Yo me iré a casa, quiero dormir y comer un pastel, dijo dejando un beso en mi mejilla y saliendo a paso cansino, así que yo me encaminé a la oficina del dueño de la pista y luego de golpear dos veces esperé a que me dejara entrar.

-Querido Gulf, justo quería hablar contigo, dijo mi amigo parándose para darme un abrazo.

-Tu mujer me lo dijo, dije sentándome frente a su escritorio y esperando a que me dijera lo que se traía entre manos - ¿Para que soy bueno?

-Estamos lanzando un proyecto de vinculación con la comunidad y haremos talleres de patinaje, para niños hasta los 13 años y quiero que sea el profesor del taller, dijo yendo al grano como siempre, mi amigo no se andaba por las ramas –Sería tres veces a la semana y solo durarían una hora y media.

De pronto pensar en volver a las pistas a cargo de un grupo de cachorros me parecía maravilloso –Me encantaría, dije sin preguntar mas, no necesitaba más información para amar la idea - ¿Cuándo comenzaría?

-El lunes, los talleres se harían en dos tandas, a las 11:00 am estarían los niños hasta los 6 años y a las 13:00 los del segundo grupo que tendrán hasta 13 años, dijo mirando la tabla con los niños que estaban inscritos –El primer grupo está compuesto por 8 niños y el otro por 10.

Gulf on iceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora