MINE [Geminifourth]

Chapter 1: "Chaos".

26 de mayo, año 2023
Bangkok, Tailandia.
08:24 AM.

Fourth observó recelosamente al cielo nublado, contemplando el hecho de que sería una tarde lluviosa. Soltó un suspiro, y siguió avanzando hasta la puerta de su coche, donde uno de sus guardaespaldas la abrió para él.

Su humor estaba por los suelos, pues se había pasado toda la noche estudiando para el último examen de su semana de evaluaciones. Por ello, condujo parsimonico hasta la universidad, sintiéndose sólo un poco mejor cuando contempló que las nubes oscuras comenzaban a dispersarse.

Él no era un supersticioso, pero por alguna extraña razón había despertado esa mañana con una sensación incómoda en su pecho, y lo asociaba directamente a una mala nota.

Una vez que detuvo el automóvil en su lugar habitual de estacionamiento, cerró los ojos, intentando llenar su mente de pensamientos positivos, ya que lo último que necesitaba era bajarse aún más a sí mismo el ánimo. No obstante, el aura de tranquilidad que logró crear fue abruptamente quebrado cuando escuchó un par de golpecillos en la ventanilla.

Miró en esa dirección, y se encontró con el rostro de su mejor amigo sonriéndole ampliamente, y murmurando cosas que él no lograba comprender.

Rodó los ojos inconscientemente, y bajó del coche, siendo recibido por un brazo ajeno aferrándose a sus hombros. Ambos empezaron a caminar en dirección al edificio de deportes, acompañados de los parloteos del castaño y de sus guardaespaldas. Pero no fue hasta que aquellas palabras salieron de su boca, que Fourth realmente comenzó a prestarle atención.

—... y P'Mark me dijo que sería divertido si lo acompañaba al Eclipse después de la carrera.

—¿Qué? —Soltó, deteniéndose a la mitad del pasillo.

El muchacho parpadeó, encogiéndose de hombros.

—Que finalmente iré a ver a mi novio competir, y también que quiere que vayamos al antro donde se reúne con sus amigos después de eso. —Sonrió, pero Fourth no daba crédito a lo que escuchaba.

—Estás demente, Ford. —Exclamó, observándolo incrédulo. —Nunca te he juzgado por andar con un delincuente, pero esto es estúpido. No sólo estás arriesgando tu reputación al ir a esos asquerosos arrancones, si no que también te estás exponiendo al querer ir a ese antro de mala muerte.

El más alto frunció el ceño, y le dedicó una mirada igual de dura.

—P'Mark no es ningún delincuente, imbécil. —Sentenció. —A mí me importa un carajo su clase social, lo quiero por lo que es, y por cómo me trata, no por su estatus.

—Ah, claro. —Ironizó. —¿Y eso significa que debes arriesgar tu vida por él?

—No lo hago, simplemente quiero entender su mundo, así como le pediré que entienda el mío. —Explicó, pero el castaño no podía dejar de pensar que había perdido la cabeza.

Nattawat respiró profundamente, intentando calmarse. Y entonces tomó a su querido amigo, buscando hacerlo entrar en razón.

—Escúchame, ese no es tu ambiente, ese entorno no es al que perteneces. —Afirmó, moviéndolo suavemente. —Y créeme que no te lo digo en un ámbito clasista, sino como una persona consiente de que esos pandilleros te comerán vivo.

Ford lo empujó, y siguió caminando, completamente decidido a no escucharlo más.

—Vete a la mierda. —Gruñó, cuando éste lo jaló del brazo.

—Aguarda. —Pidió. —Sólo quiero que pienses en lo que te voy a decir, ¿crees que Mark será capaz de protegerte de todo y todos?

El chico lo miró a los ojos y sin titubear un segundo murmuró. —Él daría su vida por mí, de ser necesario.