27 de mayo, año 2023.
Bangkok, Tailandia.
1:34 PM.Fourth observaba inexpresivamente por el ventanal de su recámara, sabiendo que apenas viera al séquito de su padre cruzar el umbral de la entrada principal, su sentencia de muerte estaría firmada.
Estaba claramente asustado, pues sabía a la perfección que nunca había sido el hijo favorito de su progenitor, y ahora gracias al problema en que se había metido, simplemente le estaba dando más razones para tratarlo como basura. Suspiró, abrazándose a sí mismo en busca de consuelo, pues odiaba la sensación de fragilidad que le producía el miedo. No tenía claro lo que pasaría cuando el mayor llegara, pero era consciente de que no sería un lindo atardecer en la playa.
Sin embargo, fue arrancado de sus pensamientos cuando su teléfono vibró en el bolsillo de su chaqueta. Aún así el azabache no se movió ni un centímetro, ya que sabía a la perfección de que se trataba de su mejor amigo intentando hacer las pases, pero ciertamente, Ford era la última persona con la que quería hablar en ese momento. Y si bien él sabía que no toda la responsabilidad era del chico, no podía evitar sentirse molesto, pues de alguna manera había logrado persuadirlo y por ello ahora estaba dentro de toda esta jodida situación.
Y para mala suerte de Fourth, cuando volvió la atención al horizonte, una caravana de Land rovers estaba arribando a su hogar.
Mierda.
Bien, había llegado el momento.
Como si de una manifestación se tratase, alguien llamó a la puerta de su habitación, y en esta ocasión el muchacho saltó en su lugar.
Se levantó rápido, e inconscientemente limpió sus sudorosas manos en su saco escolar. Respiró profundo y avanzó tambaleante hasta la puerta. Al abrir se encontró con la fría mirada de su jefe de seguridad, quien estaba acompañado de otros tres guardaespaldas. Nattawat realmente no recordaba sus nombres, nunca había encontrado necesario hablarles, y además, tenía entendido que lo tenían prohibido a menos que no fuera meramente necesario, así que nunca tuvo real intención en averiguarlo.
—Vamos, ya te están esperando. —Exclamó Gemini, dedicándole una mirada severa.
Él solamente asintió y salió de sus aposentos, sintiendo la pesadez de sus pies a cada paso que daba, volviéndose un completo infierno, porque a pesar de ello, sintió que sólo habían pasado segundos cuando alzó la vista nuevamente y se encontró frente al despacho de su padre. Entró al lugar con el castaño escoltándole, y podía jurar qué ese había sido el minuto más largo de su vida, pues nadie decía nada, y a juzgar por la manera en que todas le miraban, nada bueno podía esperarle.
El señor Nattawat se puso de pie, e hizo un pequeño gesto con su mano a los empleados de seguridad. —Déjenos solos. —Ordenó.
Fourth tragó saliva.
Apenas estuvieron en completa soledad, el hombre se encaminó hasta él.
—Padre, yo-
Pero su oración fue cortada abruptamente cuando su progenitor le abofeteó, siendo el golpe tan fuerte que le hizo perder el equilibrio y precipitarse hasta el suelo.
Adolorido tomó su mentón, más como un reflejo que otra cosa, sintiendo un líquido espeso bajar por su mano. La herida en su rostro escocia, igual que sus ojos. Los apretó, negándose a levantar la mirada, estaba avergonzado.
—¡Cierra la puta boca! —bramó, furioso. —¿¡En qué carajos estabas pensando!?—gritó nuevamente, pero el muchacho no emitió ningún sonido. —¡Contesta, carajo!
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MINE [Geminifourth]
Fanfiction"Voy a enseñarte lo que es sentir a un hombre de verdad" -Gemini Norawit.