༺La aldea del puente༻

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Tsunade se había separado de Jiraiya, recorrió uno de los senderos con la esperanza de encontrarse con un puente; sin embargo, a menos de la mitad de su trayectoria divisó varias pisadas humanas que atravesaban las arboledas. Sin duda, se trataba de varios hombres bien armados, pues con espadas y machetes lograron internarse entre los arbustos firmes, espinosos y cubiertos de nieve, creando, así, un sendero que llevaba hacia...

La Onna-Bugeisha volvió sobre sus propios pasos, esas pisadas correspondían a casi todo un escuadrón de soldados. Ella sabía que en esas zonas el ejército no tenía lugar, ¿se trataba de ladrones? Los habitantes de la aldea eran campesinos pobres y enfermos, era ilógico apoderarse de bienes de valor cuando los aldeanos no los tenían. La única alternativa era obvia: La ubicación de Anko había sido descubierta por los secuaces de Orochimaru.

La Onna - Bugeisha no lo dudó ni un solo instante. A pasos agigantados, escuchando el crujir de la nieve bajo sus pies, con el corazón latiendo fuertemente en su pecho; se dirigió a la misma dirección donde se encontraba Jiraiya. Cuál fue su sorpresa al encontrarse a la joven Anko y a su compañero, este último, si bien se encontraba en una situación lamentable, que ponía en riesgo su título como "leyenda samurái", se hallaba completamente ileso. En el preciso momento en que los ojos de Anko se llenaron de reconocimiento al ver a Tsunade, la joven Mitarashi liberó de manera inmediata a Jiraiya de las sogas que lo mantenían prisionero, este se puso a la defensiva, e incluso las explicaciones de su compañera de cabello rubio no lograron aplacar la desconfianza latiente del guerrero.

Anko habló con total libertad. Relató que hace solo un par de semanas los vasallos de Orochimaru invadieron la aldea localizada tras el cruce del puente. Su propósito; encontrar al espía usurpador de un mapa que guiaba hacia la guarida-fortaleza de su señor.

La antigua discípula del samurái de las serpientes se ganó la simpatía de los aldeanos. Ella no se molestó en hacerles saber, bajo un prisma cauteloso, su principal objetivo: acabar con la vida de Orochimaru.

Todos simpatizaron con su misión. Por años los secuaces de la serpiente se dedicaban al secuestro de infantes en situación de marginalidad; el destino de esos niños era incierto, circulaban rumores de aldea en aldea, rumores que hablaban de ciertas torturas y bestialidad a la que eran sometidos; sin embargo, muchas de esas historias eran tratadas como chismes de pueblo, lo que si era certero era la desaparición de los niños, no se encontraba rastros de ellos ni de sus cuerpos, era como si la tierra se los hubiera tragado sin dejar rastro.

Muchas de las víctimas no podían protestar ante las autoridades ¿Cómo podrían obtener justicia en plena época de guerra, cuando toda la milicia se dedicaba de forma activa a exterminar Uchihas y defender al señor Feudal? ¿Cómo podrían ser vengadas las vidas inocentes de esos niños, cuando su misma existencia era ignorada? Se trataba de parias, cuyas voces y gritos de desesperación eran ahogadas por la matanza, la hambruna y la enfermedad.

El corazón se esos lugareños se habían llenado de odio. No simpatizaban con la capitanía de guerreros samuráis, protectores de Konohagakure —de forma indirecta, su escasa falta de accionar en la protección de los civiles fue la oportunidad perfecta para que el temible samurái de las serpientes lograra ganar influencia—, y mucho menos se inclinaban a respetar al pueblo Uchiha. Un clan invasor, enemigos de la paz.

Cuando los vasallos de Orochimaru invadieron la aldea, a pesar de las amenazas violentas, sus ciudadanos se negaron a revelar la ubicación de la joven Mitarashi y la ocultaron de sus perseguidores.

❦𝗥𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗼 𝗮 𝗰𝗮𝘀𝗮 ➻【Tsunade y Jiraiya】Where stories live. Discover now