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—Muchas gracias por traerme, Michikatsu-san

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—Muchas gracias por traerme, Michikatsu-san... —tus labios formaron una pequeña sonrisa cuando el azabache parqueó el auto a unos cuantos metros de la entrada de tu colegio. Ya había llegado la mañana siguiente y él te había llevado directamente al colegio al ser mejor para ti, ante eso no tuviste problemas—. Es usted alguien muy amable.

—No agradezcas. —negó sin importancia—. Procura poner atención en clase, estás por graduarte ¿No es así? —giró su cabeza para verte sentada en el asiento del copiloto.

—Sí, en pocas semanas. —respondiste mientras tomabas tu mochila para bajar poco a poco, cerraste la puerta con cuidado y al estar la ventana del auto abajo miraste al azabache.

—Bien. —sus manos tomaron el volante para verte por última vez bajo sus lentes negros ya que iba a irse a trabajar en un momento más—. Nos veremos luego. —y sin más que decir puso a andar su auto.

—¿Eh?... —musitaste entre nerviosa y confundida mientras mirabas como cada vez el auto de color negro se alejaba por esa calle.

Tus mejillas se sonrojaron un poco al escuchar que estaba dando la posibilidad de que volverían a verse, pero no te desagradó en lo absoluto, su presencia era tranquila para ti aunque la expresión en su rostro normalmente se mantuviera seria.

Quien diría que al final de cuentas volverían a encontrarse, pero no necesariamente de una buena manera.

Ya había pasado una semana aproximadamente después de aquello, los días eran los mismos para ti ya que tu única rutina era ir al colegio por las mañanas y regresar a casa por la tarde, nada fuera de lo normal

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Ya había pasado una semana aproximadamente después de aquello, los días eran los mismos para ti ya que tu única rutina era ir al colegio por las mañanas y regresar a casa por la tarde, nada fuera de lo normal.

Ese día por suerte daba comienzo al fin de semana, era viernes por la tarde y te encontrabas repasando tus apuntes para algunos exámenes que tendrías la próxima semana. Sentías que los días pasaban un poco con lentitud y se aplazaban más para que el año escolar terminara, te frustraba sentirte así.

Dejaste tu cuaderno sobre tu escritorio y miraste a la ventana de tu habitación para darte cuenta que unos momentos más iba a anochecer. Al estar prestando totalmente tu atención a lo que hacías no te habías dado cuenta que tenías hambre hasta este momento, no se te hacía raro que eso volviera a ocurrir ya que en muchas ocasiones olvidabas, sin querer, comer algo y cuando lo recordabas ya te habías pasado de la hora de comer, tal vez no era algo bueno para tu salud, pero tu cuerpo se había acostumbrado a ello desde hace tiempo. De hecho había veces que no comías por un día completo.

DADDY ISSUES || Michikatsu Tsugikuni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora