Si él te daba todo lo que nunca tuviste de pequeña, entonces ¿Por qué era malo estar con él?
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UA moderno de kimetsu no yaiba
Michikatsu Tsugikuni x Lectora
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El día que tanto te provocó nervios y estrés por fin llegó.
Hoy irías a hacer el examen, y si bien en este momento aún no te ibas a la universidad, donde se haría la evaluación a todos los alumnos, tus piernas flaqueaban por la inseguridad que sentías, eso a pesar de lo mucho que has estudiado.
—¿Llevas lo necesario? —la voz de Michikatsu se escuchó al otro lado del teléfono al mantener una llamada contigo. Tú te encontrabas en el departamento y él en su trabajo.
—Sip... Creo. —respondiste, teniendo tu teléfono contra tu hombro y oreja, ya que tus manos revisaron el interior de tu mochila donde llevabas lo necesario como un lápiz, borrador, calculadora no científica y demás cosas que te pedían llevar al examen. Al checar una vez más que tenías todo volviste a hablar—. Sí, sí lo llevo.
—Sé que no puedo llevarte hasta allá, pero iré por ti cuando termines de hacer el examen, ¿De acuerdo? —avisó, mientras que en su oficina de trabajo veía parte de la cuidad por el extenso ventanal de ahí, con una de sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones negros de vestir y la otra sosteniendo su teléfono. Él como siempre estaba desde temprano en su empresa y por eso no podría llevarte a la universidad.
—Está bien, sé que tienes trabajo. —comprendiste. Después de cerrar tu pequeña mochila sujetaste con normalidad tu teléfono y antes de volver a hablar diste un vistazo a la hora en la pantalla—. Estoy por irme en un momento... Que nervios... —suspiraste nerviosa, ya olvidaste la cuenta de cuantas veces lo habías hecho desde que despertaste.
—Si te sientes así no lograrás concentrarte. —comentó, mirando sin mucha expresión la ciudad en esa reciente mañana—. Solo guarda la calma.
—Está bien... —moviste un poco tus hombros con la intención de relajar tu cuerpo y después te colocaste tu mochila en el hombro para dirigirte a la puerta del departamento—. Mejor me iré ahora, no quiero llegar tarde.
—Oye —su voz detuvo tus pasos y tu mano antes de girar la perilla y esperaste a que hablara—, te deseo suerte.
Tus mejillas se pusieron de un tenue color rosa y por los nervios dejaste salir una ligera risilla. —Gracias... La necesitaré.
—Nos veremos al rato.
—Está bien, adiós. —te despediste para después colgar el teléfono, aunque te quedaste unos cuantos segundos mirando la pantalla.
Te agrada recibir el apoyo de alguien, y más de él.
Miraste por última vez el departamento para ver que todo estaba en orden y luego bajaste la mirada a tu vestimenta, llevabas puesto unos jeans azul claro y una polera blanca de mangas hasta las muñecas, la mañana estaba fresca y la necesitarías. Debajo de ella vestías una blusa blanca y por último unos tenis del mismo color, era buena combinación para tu cabello negro a tu parecer, el cual decidiste llevarlo suelto.
