Como un Día Cualquiera

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Natasha corría con todas sus fuerzas.

De la emoción, todavía daba algunos saltos mientras corría, sin preocuparse si algo caía de su bolso mal cerrado. No podía dejar de pensar que por fin, tras dos meses de búsqueda, lo había logrado. Antes de pasar por el portal, se acordó de mirar a ver si no se le habían caído los papeles. Al ver que estaban todos, cogió las llaves y entró al portal. Saludo a la señora Ana y al gato callejero Liho antes de subir en ascensor hasta el piso compartido. Las tres chicas la esperaban, ansiosas. Nada más pasar por la puerta y cerrarla con cuidado, saltó como una loca de la felicidad, sin importar los vecinos. Desde aquel beso que no se sentía así, como en un anuncio de suplementos vitamínicos.

- ¿Quien empieza?- preguntó Tesla guardando toda emoción para parecer seria.

- Yo que lo mío es malo- dijo Sharon con una sonrisa burlona- me han vuelto a despedir del Bufete. Según ellos, era demasiado seria pero trabajaba mas que esos hombres idiotas...

- Apuesto que tardas menos tiempo que la ultima vez en encontrar un nuevo trabajo- le dijo positiva Tania- yo he dejado mi puesto de camarera- todas miraron como si estuviera loca- ¡Tranquilas! Es porque por fin me han concedido las ayudas de desarrollo en el hospital...¡Por fin neurocirujana! Podré estudiar mejor los cerebros y podré participar en alguno análisis y si todo va bien, lo podré hacer sola

- enhorabuena, Tania- le dijo con una sonrisa Tesla- yo he conseguido que el prototipo Tarasova de mi padre mantenga... Una gran energía dentro de estabilidad en unos imanes. Me queda muy poco para conseguirlo- suspiraba ella. Sabia que le quedaba bastante trabajo, pero cada avance era lo que lograba animarla. Las chicas no terminaban de entender que pasaba por la cabeza de su compañera cuando pensaba en el proyecto de su difunto padre

- ¡ME HAN DADO EL PAPEL PROTAGONISTA!- Simplemente grito Natasha, olvidándose de los vecinos

Como la tradición de los viernes mandaba, era Sharon quien escogía la película del día. Ella quería algo alegre, pero finalmente decidieron por el Diario de Noah. No sabía porque, pero también le gustaba la idea. Le tocaba a ella hacer las palomitas mientras Tesla cogía las cervezas. No sabía si era por el "pop" de las palomitas, el sonido de las cervezas abrirse o saber que la película era "El Diario de Noah", pero un montón de recuerdos llegaron a su mente.

Entre ellos, el último verano feliz con su padre. Nunca pensó que verían tantas cosas juntos en Estados Unidos, sobre todo el parque Disney. Siempre guardaría las orejas y las manos de Minnie. El primer año en la universidad fue duro. No contaba con ver a algunos como a Hope o Scott, pero ahí estaban y no perdieron hasta el día el contacto. La presencia más fuerte era de Steve, quien siempre intentaba tener una cita con ella, pero nunca pudieron tenerla, ya que ella seguía hablando por cartas con Bucky, que se había dignado a darle la dirección para no necesitar a su amigo como intermediario. Le fue alucinante tener como compañera a Maria. Tuvo que esperar hasta el año siguiente para poder estar con Sharon en una habitación, ya que su compañera era Amora y ella no la había dejado de odia después de aquella traición, por lo que decidió dejar a María con Pepper y ayudarla, haciéndose más y más amigas. Tesla y Tania tuvieron la condenada suerte de estar juntas. Algo que nunca había pensado era que aquella persona con la que empezó muy mal el primer año se había vuelto su mejor amiga. Intentaba hablar con Pepper o Jane, no cortó la comunicación con las chicas, pero estaba poco ya que no confiaban, algo que a esas alturas le parecía rozar lo estúpido.

Los años después fueron duros, e incluso se quedaron dos años mas para el Master, pero lo lograron. Ella siempre recordaría los buenos y malos días. Aquellos como Matt Murdock, que intentó salir con ella, pero claro estaba que finalmente, no lo harían. Igual que Steve, al que empezó a ignorar simplemente por respeto a su mensajeo con Bucky, cada vez más intenso. Aquellos sentimientos por ambos y la situación que ella misma había creado no eran los idóneos para poder escoger a uno de ellos dos, pero tampoco se veía capaz de escogerlos como si fueran trofeos.

La idea de vivir las cuatro juntas surgió de no querer gastar mucho en el alquiler de una vivienda y empezar a vivir de forma independiente. Las cuatro optaron por un alquiler de una casa cuya casa era toda una joya: borde, no reparaba las averías y cada vez se excedía más y más en su alquiler. Tenían seguro que en cualquier momento o las echaban o se marcharía. Pero hasta entonces, vivirían bien, intentando cumplir cada una su objetivo: El Proyecto Tarasova, la neurocirugía, la abogacía y el baile. Cosas muy diferentes, pero igual de importantes para cada una de ellas.

-¡Ya están las palomitas!- gritó eufórica Natasha, rompiendo con los recuerdos de forma abrupta

-¡Ven rápido!- le grito Sharon desde el salón- ¡Y trae algo más para picar!

Obedeció sus peticiones y cargó con todo al salón para disfrutar de la película.

Ya pensaría en todo después.

AlcanzadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora