El Jardín De Rosas

1.Noticias de la mañana

Radio Vania (Reporte matutino)

"....Este pequeño pueblo que en años pasados había sido ejemplo de armonía y tranquilidad, se ha sumergido en la miserable tiniebla de la incertidumbre y la desconfianza..."

"... Más de quince personas han desaparecido en los últimos seis meses sin explicación aparentemente. Los cuerpos de seguridad están desplegados por doquier, así como los bloques de búsqueda conformados por los habitantes de la zona... Rumores aseguran que se trata de alguna banda delictiva o del crimen organizado, otros incluso creen que ITE anda suelto..."

"... Así es Barry las invez.."

— Discúlpame Bastian — pidió la mujer rubia de aspecto cansado– pero es que ya no tolero los noticieros, siempre es lo mismo; han vuelto éste tema una burla mediática y ya no tienen ni la más mínima consideración con las familias afectadas.— continua con voz triste.

— Tranquila señora Wilson— respondió el joven a la mujer de edad — entiendo su situación.

Aquel joven caminó hasta la bicicleta de reparto que había dejado frente a la casa y tomó el gigantesco arreglo de rosas que se encontraba en la cesta.

— Aquí tiene lo que me encargó.

— Gracias Bastian, tan tierno y amable como siempre — exclamó después de oler las flores — estás preciosuras alegran esta lúgubre estancia, que cada día parece más fría desde que Dan desapareció.

— Para mi es un placer servir a mi comunidad; y más en éstos momentos que tanto lo necesita... Antes el cultivo solía hacerlo esporádicamente, un pasatiempo, por decirlo así; pero ahora es una manera de ayudar y traer calma a otros.

— ¿Gustas un café?— preguntó la mujer después de unos minutos.

— Sí, por favor.

— Voy por él— dijo ella echando andar — ¿Dos de azúcar?

—Así es.

Después de un rato la rubia volvió con una pequeña bandeja en sus manos en la cual reposaban dos tazas de café y un platillo de galletas.

— Aquí tienes — exclama dejando la bandeja en la mesita— café negro con dos terrones de azúcar, igual que como le gustaba a tu madre.

— Siempre la recuerdo y la tengo presente, sobre todo en el buen café.

— Era una buena mujer — responde la señora con cierta melancolía — me recuerdas mucho a ella, siempre dando lo mejor de sí en favor de los necesitados.

— Esa es la mejor manera de servir al mundo.

La mujer de edad avanzada metió las manos en el bolsillo de su gastado delantal y sacó un par de billetes.

— Gracias por las flores, aquí está tu pag...

— No se preocupe. Tómelo como un regalo de mi parte; espero que le sean muy útiles — agregó el muchacho abordando nuevamente su bicicleta — que tenga un excelente día señora Wilson, y muchas gracias por el café — gritó antes de salir por el gran portón que resguarda la casa.