*|3|*

202 8 0
                                    

Katsuki sabía que era una escoria, sabía que no importaba cuanto ego y aire de grandeza se echara no era más que un niño estupido buscando algo que había perdido. O mejor dicho algo que había alejado. Siguiendo la analogía sería mejor dejado. Porque eso había hecho, había dejado a su omega varado en una casa solitaria con un hijo, que no sabía existía en el momento.

Eso no era excusa, claro que no, ese hecho no cambiaba nada. Pero si podría cambiar el futuro, después de todo compartían un hijo. Compartían una vida, un amor. Katsuki sabía que tenía que ganar el perdón del pecoso, pero sobre todas las cosas el amor del cachorro. Si obtenía el amor de su hijo podría recuperar al pecoso y botar al sucio alfa que merodeaba su humilde hogar, su linda futura familia. La que haría su familia.

-Como siempre debió ser- dice pensando en voz alta.

Tratando de consolar el sueño, que nunca llego por estar pensando en nada y en todo, Katsuki siente una mirada muy intensa observándolo, su instinto se lo decía. Abrió un ojo para mínimo saber que pasaba. Cuando vio a un pequeño pelinegro con ojos dorados escondido parcialmente detrás de la mesa encontrada en esa sala.

-¡¿Que diablos?!- pensó, era como un pequeño fantasma mirándole el alma. Muy contrario a las personalidades de sus padres.

-Denjiro, ven a comer o tu desayuno se enfría- este sin quitarle la mirada al cenizo respondió al llamado de su querida madre.

-Bueno querido me tengo que ir, te veré en la tarde- Kirishima fue a besar a su amado pero este lo detiene con una mirada algo preocupada. Eijiro no estaba seguro a que se podría tratar tal emoción o más bien trataba de ignorarlo -No te preocupes amor, no olvidare a Denji en la guardería otra vez-

Su marido lo miró con ojos acusadoras, el pelirrojo suspira sabiendo que no podía evitar el tema. Este arropa entre sus brazos a su omega sobando su espalda y dándole un beso en la cien para calmarlo un poco.

-No te preocupes Dei, todo estará bien- junto sus frentes para después darle un beso simple en los labios -Te lo prometo-

Denki no muy convencido del todo acepta resignado que de alguna manera ayudarían al cenizo. Porque así era si esposo.

Eijiro viendo que su amado estaba un poco más tranquilo se dirigió a saludar a su amigo -Buenos días bro- trataba de ser lo más normal posible aunque casi ni tenía que intentarlo. Sus palabras salían natural -¿Dormiste bien en el sofá?-

El cenizo teniendo en cuenta que no volvería a dormir se levanta para devolver el saludo -Esta más cómodos que otros- se resigna a comentar.

-Seis años y no has cambiado nada- pensó Kirishima con un tanto de nostalgia.

-Vengan ustedes dos también, el desayuno está servido- dice Denki con algo de molestia. Eijiro ríe por las ocurrencias de su esposo, invita a Katsuki a acompañarlos en el desayuno y aunque un poco dudoso este acepta.

Un desayuno normal con un aire tenso acompañándoles, lo que se necesitaba por las mañanas. Eijiro hacía lo posible para apaciguar todo, le preocupaba que su marido se estresara demasiado, después de todo cargaba con su pequeña. Denki por su parte aunque aliviado y emocionado que su amigo estuviera devuelta, a salvo y comiendo con ellos, no podía dejar de lado la culpa. Sentía cierta culpa al ayudar al causante de un dolor tan profundo como el qué pasó Izuku. Tenerlo en la casa era traicionar al pecoso. Así se sentía.

-Gracias por la comida-

Por un momento Denki alzó su mirada por primera vez en el desayuno para encontrarse con los ojos rojos de su amigo.

-Estaba buena, es bueno saber que si puedes hacer algo- comenta el cenizo.

-¿Eso fue un elogio?- comenta Eijiro algo burlón -¡Ja! Ahora si lo he visto todo... ¿verdad Dei?-

Yo soy TU alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora