Fuego.

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Amable recordatorio de que en todo el BajiFuyu qué yo escriba, Kazutora es un Trigger warning.

El otro regalo que Baji había puesto en su mochila, era una versión más pequeña del mismo gato de felpa que servía como llavero

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El otro regalo que Baji había puesto en su mochila, era una versión más pequeña del mismo gato de felpa que servía como llavero. Lo vio cuando llegó a la escuela y bajó su mochila de sus hombros, colgaba de un aro metálico enganchado al cierre, en una de las bolsas delanteras. Decidió no moverlo de ahí, nunca.

Sus compañeros murmuraron toda la mañana alrededor de él, algunos preguntaron directamente por el origen del minino de juguete cuya cabeza sobresalía del cuello de su suéter - tampoco cabía en la mochila. Y era reconfortante y cálido conservarlo ahí durante las clases -. Él simplemente miraba el dulce regalo y se aislaba de cualquier mirada inquisitoria sobre su persona.

Después de eso, el fin de semana fue tan efímero que pareció escaparse de sus manos como arena.

La semana de exámenes finales dio comienzo. El lunes por la mañana todo estuvo tranquilo, Baji miro el llavero aun colgando en la mochila y le sonrió con un notorio sonrojo, Chifuyu disfrutó del gesto y tuvieron la caminata normal de cada mañana. El clima empezaba a volverse un poco más cálido, el inicio de la primavera estaba cerca. Y aunque los capullos del cerezo a punto de florecer adornaban de color rosa toda la avenida, había también un poco de tristeza en el ambiente.

Ninguno se había puesto a pensar lo que la graduación de Baji conllevaría realmente en su relación. Es decir, si, el pelinegro tendría más libertad pero también una responsabilidad más pesada en Secundaria, mientras que Chifuyu seguiría siendo un niño de sexto grado de Elemental, jugando y pretendiendo ser un adolescente.

Habría una severa diferencia entre ellos.

Horarios, materias, intereses, pasatiempo, tiempo libre. Chifuyu nunca le había preguntado a Baji las expectativas que tenía sobre la Secundaria, pero al menos él siempre considero aquello como un nuevo comienzo, nuevas oportunidades, nuevas amistades, autodescubrimiento. ¿Qué tanto podría cambiar en la personalidad del pelinegro tras comenzar la nueva escuela? Ni siquiera le había preguntado a cuál se había inscrito en realidad. ¿Y si ya no estaba de paso a su propia escuela?

¿Y si Baji se olvidaba de él debido a ese distanciamiento?

Sacudió la cabeza enérgicamente, alejando los malos pensamientos y llamando la atención del pelinegro a su lado.

¿Estas bien? — Chifuyu había espabilado lo suficiente para asentir a la pregunta, improvisando su mejor sonrisa. Baji no pareció muy convencido, pero tampoco preguntó más. Simplemente caminó más pegado a él.

Fue tan notorio el cambio de temperatura al sentir el cuerpo ajeno más cerca. No hacía frío, pero ansiaba más de ese calor que se irradiaba en sus hombros y brazos. De forma no tan inconsciente, él mismo junto un poco más sus pasos, rozando sus extremidades sobre la ropa ligeramente.

Dulce infancia [Bajifuyu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora