Vergonzoso.

179 19 9
                                    

El primer paso del brillante plan de los hermanos Sano consistió en verdaderamente comenzar a planificar. Porque Emma decía una cosa, Mikey decía otra y entre los tres eran incapaces de conectar los puntos, el cerebro de Baji estaba demasiado ofuscado como para funcionar correctamente. Así que dieron por cerrado el tema antes de que cayera la noche y acordaron verse al día siguiente para continuar.

No importó cuánto intento, le fue imposible conciliar el sueño. Su mente seguía ocupada totalmente por Chifuyu, repasando minuciosamente los detalles que se pudo haber pedido en su auto negación de una idealización romántica. Agradeció que las noches de invierno fueran frías en Tokyo, no hubiera sido nada cómodo soportar su propio calor por la vergüenza y ese sentimiento agradable - pero no tanto - al que todavía no se atrevía a nombrar en alto, pero que debería estar considerado como amor por cualquier diccionario en cualquier parte del mundo.

Aun así, con pesadas bolsas negras bajo los ojos, Keisuke llegó por la tarde al Dojo como acordaron anteriormente. El día en la escuela había sido un martirio peor de lo que normalmente era, su cerebro no tenía ni la energía ni la paciencia para siquiera soportarse a sí mismo. Afortunadamente logró canalizar ese cansancio a quedarse dormido en clases en lugar de portarse violento con cualquier ser humano que se le acercara, sin distinción jerárquica o de autoridad.

Pensando que podría descansar un poco tomando el sol sobre la duela de madera, casi carga a Mikey para lanzarlo lejos cuando le dijo que irían por el resto de la pandilla para reunirse en otro lugar y obtener más puntos de vista sobre el asunto.

Acompañados de Emma y Haruchiyo - Senju no estaba dispuesta a escuchar problemas sentimentales esa tarde -, su primer objetivo fue Pah-chin, quién al ser visitado sin previo aviso, tuvo que negarse a participar. Mikey tenía la boca demasiado suelta por la emoción de esa aventura amorosa, el primer paso de la infancia a la adolescencia para su mejor amigo, así que logró resumirle al más alto la situación en menos de lo que Baji pudo correr desde la acera al pórtico de la casa para taparle la boca y sacarlo de ahí a rastras. Los chismes corrían rápido, y esa misma tarde Peyan se enteró también de toda la historia.

La segunda visita, por proximidad, debía ser sí o sí, Kazutora. Los tres chicos aun se preguntaban si sería posible sacarlo de casa está vez. El pelinegro no tenía muchas esperanzas luego de haber fracasado las tres veces anteriores que lo intento. Pero el rubio venía con la determinación suficiente para hacerlo salir, por las buenas o por las malas.

Y aunque el saldo final fue un vidrio de la ventana rotó por una piedra a la que le adhirió el mensaje de "Emergencia amorosa de Baji", realmente había sido suficiente motivo para que Hanemiya se ascabullera entre los barrotes de la ventana en la cocina contra las ordenes de su madre y la amenaza de su padre, ambos ausentes esa tarde.

El abrazo efusivo de un reencuentro después de casi un mes completo sin tener contacto físico con ninguno de sus chicos (aunque Baji se aseguró de dejar notas escondidas para Kazutora en distintos puntos de los alrededores de la casa cada que se encontraba cerca) tuvo que esperar hasta salir de la zona, no podían quedarse mucho tiempo jugueteando por ahí con la latente amenaza de Black Dragon. Mucho menos con Emma siguiéndolos. Lo último que querían era involucrar a la menor en un conflicto, conociendo lo desalmados que podían llegar a ser esos bastardos.

Baji se está ligando a un niño, varón, menor que él. ¿Y a ninguno le parece extraño lo que esta pasando? — se habían puesto al día mientras caminaban, ambos Sano se encargaron de avergonzar al pelinegro con cada palabra que salía de sus bocas. Kazutora debía admitir que nunca antes había visto a ese par tan efusivo y coordinado para hablar sobre algo. Tampoco había visto a Keisuke tan tímido. Las cosas estaban de cabeza y discretamente tuvo que pellizcarse a si mismo para asegurarse de que no estuviera alucinando o se hubiera metido en un mal sueño.

Dulce infancia [Bajifuyu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora