Capítulo 3

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Ilusionada y canturreando por lo bajo Marissa se arreglaba para encontrarse con su amado en un lugar especial. Pensando que está vez sería la definitiva tomó un bonito vestido del armario, sobre poniéndolo sobre su esbelta figura la chica imaginó cómo sería el momento.

-¡Ahora sí!-Gritó con emoción a la imagen en la laptop cuando consiguió que su amiga le contestara la videollamada. Explicándole emocionada que Gabriel le había citado en un sitio en específico Marissa le dijo que esta vez sí le pediría matrimonio.

-Creo que estás exagerando, sólo es una cena, no creo que te pida matrimonio. Sabes que difícilmente cuando viven juntos concretan algo serio.

-¡Pero Mayra! ¿Eres mi amiga o mi enemiga?-Espetó Marissa girándose bruscamente-. Gabriel y yo nos queremos y hemos hablado de ello, espero de corazón que este sea el día en que me lo pida.

Mayra la miraba con gran atención, pero en sus ojos se notaba lo envidiosa que se sentía al ver a su amiga tan feliz por el encuentro. Tratando de disuadirla de que no era lo que imaginaba empezó a hablarle con seriedad.

-Soy realista, y no quiero que tengas otra desilusión, sabes que Gabriel no es de compromisos serios, solo mira su vida, siempre en misterio y nada que te cuenta sus metas y anhelos., es más, ¿Qué proyectos tienen en puerta juntos ah? ¿Ya tiene el acta de divorcio?

Marissa entremetió los dedos en su largo cabello ondulado, peinándolo hasta dejarlo bien listo la joven ignoró los comentarios hirientes de Mayra. La consideraba una buena amiga, pero de un tiempo a la fecha ella se portaba de modo muy raro cuando le hablaba de su relación. Marissa pensaba que su exitosa y talentosa amiga abogada había quedado muy dolida tras su divorcio y luego para variar el segundo marido se le había muerto.

¿No sería Mayra una especie de viuda negra?

-Mayra, sabes bien que amo a Gabriel, y quiero una vida con él.-Le dijo cuando acercó el rostro a la pantalla.

-Eso lo sé, solo que no quiero que pases desazones como yo, que me pusieron el cuerno y luego mi segundo esposo me dejó para siempre.

...

Bruno manejaba por la calle en su auto negro, vestido en manera casual y mientras afuera llovía pensaba en cómo resolver el asunto de su herencia.

Era claro que no necesitaba mucho, tenía su carrera y tenía buenos ahorros para cuando viejo estuviera, lo que no se le hacía justo era que su padre diera las tierras de regalo al gobierno. Él tenía muy buenas ideas para usar con esos terrenos.

Se estacionó en el lugar donde cenaría y bajó rápido, quería cenar algo ligero y volver a casa para terminar de firmar unos contratos lucrativos.
...

Sonriente e ilusionada Marissa miró su reloj de pulso y miró por la ventana del taxi las mojadas calles de lluvia.

-¿A qué dirección vamos señorita?

-¡Oh claro lo olvidaba!

Marissa estiró su mano para dar el papel al conductor con la dirección acordada, así, sonriente y feliz de ir al encuentro con Gabriel ella imaginaba el futuro que le esperaba y los planes que por fin se estaban cumpliendo. Sin pensar que su querido Gabriel estaba en otro sitio hablando con un antiguo amigo la joven siguió su viaje en silencio disfrutando el viaje a su destino.

-Entonces huiste para acá antes de lo previsto, ahora entiendo hombre. Fué por causa de ellos.

Gabriel se encontraba sentado en una de las mesas de un lujoso restaurante. Mirando al varón que le decía cosas que para él eran de más, bostezó aburrido.

-Así es, Bruno. Creo que aquí tendré mejor suerte.

Bruno lo miraba con sus entornados ojos marrones, sus cejas enmarcaban perfectamente su cara y la barba de candado daba en él un aire misterioso.

-A decir verdad me estaba yendo bien pero tuve detalles que ya no pude tolerar.-Agregó echando el cuerpo atrás cuando vió pasar unas chicas a su lado,-Además quiero echar raíces aquí en mi ciudad, quiero establecerme con mi negocio.

-¿Tolerar o pagar, Gabriel? ¿Cuál negocio? ¿Te refieres al que estás montando con el dinero que me pediste?

-Bruno hoy andas muy gruñón, sabes que en cuanto tenga mis clientes prosperaré y te pagaré hasta el último centavo.

Bruno bebió de su taza de café y ajustó los puños de su camisa.

-Sabes que no puedes huir de tus acreedores. Sé bien que te metiste en grandes problemas, y por eso estás aquí con la cola entre las patas.

-No estoy huyendo, solo gano tiempo.

-¿Por qué simplemente no te dedicaste a la escuela?.

-Deja de juzgarme, tú naciste en buena familia, mi padre solo me dejó deudas y lógicamente tenía que ver cómo sobrevivir allá. Por fortuna te encontré y me ayudaste.

Bruno entrecerró los ojos.

-Espero no causes más problemas y tengas tiempo suficiente para pagar.

-Lo sé amigo, sé que he fallado pero ahora quiero hacer las cosas bien, quiero sentar cabeza y prosperar aquí.

Bruno enarcó las cejas en gesto incrédulo. Sabía que no sería sencillo que Gabriel le pagara el dinero que le había prestado para su negocio, así que había pensando en pedirle un favor. Un favor que debía llevar cuidadosamente si es que quería tener éxito.

-A ver dime para qué me citaste Bruno, -Interrumpió impaciente Gabriel ante la mirada de juez de Bruno. Estaba harto que siempre quisiera ser como su conciencia, odiaba eso- Tengo que salir con mi novia.

Bruno entrecerró los ojos ante la última revelación. Gabriel y él se conocían desde jóvenes y su amistad seguía con el tiempo hasta que sus caminos tomaron rumbos diferentes, conocieron otras personas y obviamente cambiaron sus formas de ser y pensar.

Bruno echó el cuerpo hacia atrás, descansando sobre el respaldo del asiento le miró larga y seriamente sin decir una sola palabra. Con las yemas de los dedos juntas se pensó si sería buena idea comentarle lo que tenía en mente.

-Mira, yo también tengo detalles que resolver pero necesito alguien de confianza. Alguien que sea serio y no se eche atrás cuando empiece lo interesante.

Gabriel arrugó el entrecejo.

-¿Interesante?, Esa palabra me agrada.

Interesante fué lo que Marissa encontró en la dirección donde fué citada., en el rostro de Marissa se reflejó la decepción cuando llegó a un edificio que parecía abandonado.

-¿Es correcta la dirección señor?., digo, no parece un restaurante aquí.

El conductor la miró por el retrovisor y le dijo claramente que ese era el lugar, seguido del monto que le cobraría.

No tuvo más remedio que bajarse y avanzar por la acera para llegar hasta la puerta. Mirando a todos lados la joven se preguntó si eso se trataba de una broma de mal gusto.

"Cariño tuve que atender algo rápido, pero no demoro espérame por favor".

Decía el mensaje.

19/05/24.

Presa De La Ambición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora