Presente: Enero, 2022
Odio mi vestido de novia. No es blanco, me hace ver como una bola de algodón sucia, además tiene mangas largas y anchas.
—Te ves... —dice mi hermana mayor, sus ojos marrones me registran de pies a cabeza, la miro con mi peor mueca.
—Patética —completo su frase. Sonríe, es Stella, ella nunca le diría a alguien que se ve ridículo.
—Te ves muy guapa, es sólo que no lo imaginaba... así —señala. Cruzo un brazo por mi cintura y con la otra mano me froto el rostro, jamás imaginé que iba a ser tan estresante todo esto de casarse. Tal vez lo habría pensado mejor de haberlo sabido.
—Es horrible, estrellita —me quejo airadamente. Me hace ruidos para que baje la voz.
—Está tu suegra fuera —, le hago un gesto de desinterés. Esa señora me tiene harta.
Que escuche, espero que lo haga, que sepa que el vestido que eligió es horrible, que sepa lo infeliz que soy con ella metiendo las narices en todo.
Quería un pastel de fresas, con decoración blanca y roja, pero dijo que era vulgar y ordenó un pastel de chocolate con cubierta rosa.
Quería zapatos con plataforma para no verme tan baja junto a mi prometido, pero dijo que me podía caer y compró con mi dinero un par de zapatos bajos.
Quería tulipanes rojos para mí ramo, con nubecitas, pero ella decidió que serían rosas rosadas. Quería el cabello suelto, aclaró que estaría muy recogido.
—Serán familia, Demetria —me recuerda Stella, arrugo la nariz con enfado.
—Olvidé que la veterana venía con Kevin —refunfuño, Stella suelta una carcajada que a cualquiera asustaría, cuando algo le da risa de verdad es muy notable, además que se le contrae el pecho y hace ruidos de cerdito.
—Tal vez quedes viuda y te cases cuando seas vieja, entonces puedes llevar zapatos altos y un vestido blanco —me intenta animar, pero sé que se está burlando.
—¿Con qué cara voy a usar blanco en una segunda boda? Se supone que el blanco significa virginidad y pureza —opino y sacudo la falda esponjada de mi horrible vestido, me siento como Shrek cuando le pusieron un lunar sobre la boca y una fea peluca blanca, sólo falta que me pique el trasero y no me pueda rascar.
—Muy virgen no eres —murmura Stella. Abro la boca y la señalo, alza las manos—, sólo digo que puedes usar blanco así tengas setenta años y diez hijos.
Sus palabras mueren en el momento que salen de su boca, me mira con culpa, le sonrío para que no se sienta mal, sé que no fue su intención recordarme mis problemas de infertilidad y las muchas peleas que ha causado con Kevin.
—Lo siento, Deme —se apresura en decir.
—Está bien, agradece que sólo puedo pensar en este vestido espantoso.
—¿Qué es espantoso? —pego un salto, mi suegra entra en la zona de los probadores con una enorme sonrisa, su cabello negro está a la altura de su mentón, usa lentes redondos y es menuda, me recuerda a Edna Moda.
—El clima —miento.
—Es cierto, sólo a ustedes se les ocurre casarse en invierno —se queja, Stella retrocede en el momento que la señora Sophie (Alias: Edna) se acerca a acomodarme el vestido—. Es bueno que tenga mangas.
—Kevin quería casarse pronto —le explico.
—Kevin no sabe lo que quiere —descarta y acomoda la falda del vestido. Miro a Stella, se encoge de hombros, a la viejecita no le enseñaron lo que es el filtro—. Engordaste.
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Querido orgullo
RomanceA semanas de su boda Demetria no está segura de estar haciendo lo correcto, sin embargo, está decidida a decir "sí" cuando la ceremonia se lleve a cabo. Lo que definitivamente no forma parte de sus planes es que el cuñado de su hermana aparezca de...