Capítulo 9: ¿Marido y mujer?

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Presente: Enero, 2022


Creo que voy a vomitar.

—No puedo hacerlo —gimo y presiono mi abdomen, Edna Moda (mi suegra) fue a ayudar a Kevin con su vestuario.

—Oh por Dios, se va a cumplir mi sueño —chilla Penny y me lanza aire sacudiendo una revista cerca de mi rostro.

—¿Qué sueño? —la interroga Stella, puedo sentir sus manos arreglando mi peinado alto y tirante.

—Que dejas plantado a mi hermano en el altar —dice como si nada, la miro con cierto desespero—, no es nada personal, pero Kevin es un burro, no sé qué hizo para tenerte.

Gimo y me echo más aire ayudándome de las manos, Stella sisea intentando mantenerme quieta.

—¿Y si terminamos separados en uno o dos años? ¿Y si me caigo? ¡Oh por Dios, dime qué no tengo el vestido con sangre, podría bajarme la regla! —grito con histeria.

—Te bajó la semana pasada, Deme —me recuerda Stella.

—Uno nunca sabe, a veces se descontrola —susurro y me miro al espejo.

Odio el vestido, lo detesto, y mi peinado, y el collar que fue de mi suegra, y las flores, todo, incluso los zapatos bajos que me obligaron a ponerme.

—Te ves hermosa, Demetria —asegura Penny, la miro con desesperanza.

—No me mientas —lloriqueo, Stella me echa aire con las manos.

—Respira, respira, no llores —suplica con histeria, creo que conseguí poner nerviosa a la persona más calmada del mundo—. Te ves fabulosa, no es el estilo que hubieses elegido, lo sabemos, pero pareces una princesa.

No quiero parecer una princesa, quiero un vestido sencillo, quiero el cabello suelto, quiero tulipanes no rosas, quiero zapatos altos, quiero... Dios, no quiero llevar joyas, sólo el collar de cuarzo rosa que nunca me quito.

Cierro los ojos y respiro, Kevin está fuera esperándome, llevamos juntos bastante tiempo, estamos pasando por un bache, pero vamos a superarlo. Me tenso y acomodo la falda esponjosa de mi vestido color crema.

—¿Ya es hora? —susurro con la voz temblorosa.

—Sí, es el momento —dice Penny al mirar por la ventana. Muevo la cabeza y tomo el ramo, el velo pica en mis hombros cuando salgo de la habitación de la iglesia que dejaron para mí.

Ambas visten de rosa, son mis damas de honor, las acompaño hasta las puertas enormes de la entrada.

—Si vas a huir dímelo ahora para ayudarte con el vestido mientras corres —me advierte Stella, la miro con una sonrisa tensa.

—No voy a huir —susurro con fingida calma. Ella suspira y me da un apretón en la mano antes de entrar en la iglesia y comenzar su camino hacia el altar donde estará con Penny mientras ocurre la boda.

Me preparo mentalmente, puedo hacerlo, puedo hacerlo. Apenas estemos casados todo va a estar bien, los nervios se esfumarán y me reiré de lo temblorosa y aterrada que estaba.

Me acomodo una vez más la falda, la pateo para que quede como me gusta y miro al frente cuando las puertas se comienzan a abrir. El ramo tiembla entre mis dedos en el momento que todos se giran a verme, intento no mirar a nadie mientras avanzo hacia el altar, pero Kevin se ve tan nervioso como yo, eso solo empeora mi estado.

Así que miro a los invitados, todos sonríen, parecen emocionados por alguna tonta razón, les sonrío con tensión, reconozco primos y tíos de Kevin por un lado, del otro lado hay menos gente, amigas de mi trabajo, primas y primos que no había visto en mucho tiempo (desde la boda de Stella)...

Querido orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora